Maes, ¿saben cuál es el cuento de la buena pipa versión tica? Se llama "la ampliación de la Ruta 27". Y diay, para variar, la novela suma un nuevo capítulo de esos que ya nos sabemos de memoria: más burocracia y cero maquinaria. Resulta que el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), en un giro dramático que no sorprendió a absolutamente nadie, anunció que va a lanzar OTRA VEZ un estudio de costos para las famosas obras. Así como lo leen. Después de años de promesas, presas infernales y llantas gastadas, la solución del Gobierno es... contratar a otra gente para que vuelva a hacer números. ¡Qué torta!
El jerarca del MOPT, Efraím Zeledón, salió a decir que están contratando una "firma consultora internacional" para que valide los datos de Globalvía, la concesionaria. ¿La razón? El estudio que hizo Globalvía tiraba un numerito de más de $500 millones, y parece que al Gobierno se le paró el pelo. Básicamente, la vara es que van a pagarle a una empresa para que revise si la primera empresa no se estaba mandando con el precio. Mientras tanto, usted y yo seguimos chupando presa en el peaje de Escazú. El Mideplan ya pegó el grito al cielo, diciendo que esta falta de avance nos pone en un montón de riesgos económicos y hasta de imagen país. Y no es para menos, ¡qué despiche de plata y tiempo perdido!
Lo más frustrante es que esto no es un capricho. El Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) y la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC) lo han dicho hasta el cansancio. Guillermo Carazo, del CFIA, lo puso clarito: la carretera se inauguró hace casi 20 años y hoy tenemos el doble de carros. ¡Es mate de kínder! Por su parte, Randall Murillo, de la CCC, describió el calvario diario que todos conocemos: tres horas de embotellamiento en la mañana y otras tres en la tarde. Es el pan de cada día para miles que solo quieren llegar al brete o volver a casa sin sentir que perdieron media vida en el intento. ¿La gasolina que se quema en esa presa? Mejor ni hablemos.
Pero el asunto se pone más feo cuando le metemos la lupa a la economía. La Ruta 27 no es solo para ir a la playa el fin de semana. Es la vena yugular que conecta el comercio de la GAM con Puerto Caldera. Rodnney Salazar, de la Cámara de Comercio Exterior (Crecex), lo resumió perfecto: para los que exportan e importan, esta carretera es sinónimo de tiempo, costos y competitividad. Cada atraso es un golpe directo al bolsillo del país. La infraestructura se quedó pegada en el tiempo mientras la economía avanzaba. El miedo real es que el mercado internacional se canse de nuestro ritmo de tortuga y busque países vecinos donde las cosas sí se mueven. Toda nuestra competitividad se nos puede ir al traste por pura parálisis.
Al final, la sensación que queda es de una fatiga monumental. Estamos atrapados en un ciclo de estudios, diagnósticos y promesas que nunca se materializan en asfalto. Los mismos expertos ya ni siquiera piden la ampliación completa de inmediato, ahora ruegan por "obras paliativas", que en buen tico significa ponerle una curita a una herida de bala. Pero diay, parece que ni para las curitas alcanza la voluntad. La pregunta para el foro es obligatoria y se responde con el hígado: Y ustedes, ¿cuántas horas de su vida calculan que han perdido en la Ruta 27? ¿Creen que algún día nuestros hijos verán esa ampliación o es un chunche que heredaremos para siempre?
El jerarca del MOPT, Efraím Zeledón, salió a decir que están contratando una "firma consultora internacional" para que valide los datos de Globalvía, la concesionaria. ¿La razón? El estudio que hizo Globalvía tiraba un numerito de más de $500 millones, y parece que al Gobierno se le paró el pelo. Básicamente, la vara es que van a pagarle a una empresa para que revise si la primera empresa no se estaba mandando con el precio. Mientras tanto, usted y yo seguimos chupando presa en el peaje de Escazú. El Mideplan ya pegó el grito al cielo, diciendo que esta falta de avance nos pone en un montón de riesgos económicos y hasta de imagen país. Y no es para menos, ¡qué despiche de plata y tiempo perdido!
Lo más frustrante es que esto no es un capricho. El Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) y la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC) lo han dicho hasta el cansancio. Guillermo Carazo, del CFIA, lo puso clarito: la carretera se inauguró hace casi 20 años y hoy tenemos el doble de carros. ¡Es mate de kínder! Por su parte, Randall Murillo, de la CCC, describió el calvario diario que todos conocemos: tres horas de embotellamiento en la mañana y otras tres en la tarde. Es el pan de cada día para miles que solo quieren llegar al brete o volver a casa sin sentir que perdieron media vida en el intento. ¿La gasolina que se quema en esa presa? Mejor ni hablemos.
Pero el asunto se pone más feo cuando le metemos la lupa a la economía. La Ruta 27 no es solo para ir a la playa el fin de semana. Es la vena yugular que conecta el comercio de la GAM con Puerto Caldera. Rodnney Salazar, de la Cámara de Comercio Exterior (Crecex), lo resumió perfecto: para los que exportan e importan, esta carretera es sinónimo de tiempo, costos y competitividad. Cada atraso es un golpe directo al bolsillo del país. La infraestructura se quedó pegada en el tiempo mientras la economía avanzaba. El miedo real es que el mercado internacional se canse de nuestro ritmo de tortuga y busque países vecinos donde las cosas sí se mueven. Toda nuestra competitividad se nos puede ir al traste por pura parálisis.
Al final, la sensación que queda es de una fatiga monumental. Estamos atrapados en un ciclo de estudios, diagnósticos y promesas que nunca se materializan en asfalto. Los mismos expertos ya ni siquiera piden la ampliación completa de inmediato, ahora ruegan por "obras paliativas", que en buen tico significa ponerle una curita a una herida de bala. Pero diay, parece que ni para las curitas alcanza la voluntad. La pregunta para el foro es obligatoria y se responde con el hígado: Y ustedes, ¿cuántas horas de su vida calculan que han perdido en la Ruta 27? ¿Creen que algún día nuestros hijos verán esa ampliación o es un chunche que heredaremos para siempre?