Maes, cuando uno oye el término “comisión mixta de cooperación”, seamos honestos, suena a siesta segura en una silla de oficina. Suena a galleta María con café ralo y a un montón de gente en saco y corbata hablando de “sinergias” y “paradigmas”. Pero diay, a veces detrás de esa cortina de humo diplomática se están cocinando varas importantes, y parece que la última movida entre Costa Rica y El Salvador es una de esas. Esta semana se sentaron a definir la hoja de ruta para los próximos tres años, y hay tela que cortar.
La vara es que se pusieron de acuerdo para bretear juntos en seis áreas específicas, una lista que parece sacada de un plan de gobierno. Va desde temas súper densos como prevención del delito y justicia restaurativa, hasta asuntos que suenan más a lo nuestro, como el rescate del patrimonio cultural y la certificación ambiental. También se metieron en temas de desarrollo energético y, un punto clave, la atención a nuestros adultos mayores. A simple vista, es una agenda robusta y bastante lógica. Nadie se va a oponer a que dos países colaboren para cuidar mejor a sus abuelitos o para proteger el medio ambiente, ¿verdad?
Pero vamos al grano, porque todos sabemos qué palabra se nos viene a la cabeza cuando pensamos en El Salvador últimamente: seguridad. Y sí, claro que lo tocaron. Los puntos de “prevención del delito” y “justicia restaurativa” no están ahí de adorno. De hecho, la letra pequeña que está dando más de qué hablar es esa noticia que soltaron de que Tiquicia podría empezar a enviar reos salvadoreños a su país y traerse a los ticos que están guardados allá. Esto, maes, ya es otro nivel de cooperación. Pasa de ser un simple apretón de manos a una movida estratégica que podría cambiar bastante el panorama en las cárceles de ambos lados. Es el tipo de titular que hace que uno levante la ceja y quiera saber más.
Según la gente de la Cancillería, todo este esfuerzo se debe a que el mundo está cambiando. Sergio Vinocour, el director de Cooperación, lo dijo con palabras muy finas, pero en buen tico significa que la plata de los países grandes ya no está cayendo como antes. La famosa “ayuda al desarrollo” se está encogiendo, así que ahora la vara es ayudarnos entre vecinos. Tiene todo el sentido del mundo. En lugar de esperar que un país europeo nos venga a solucionar la vida, nos toca volver a ver a los compas de la región y ver en qué nos podemos echar una mano. Es cooperación “horizontal”, o sea, entre iguales.
Al final, este tipo de acuerdos son como las relaciones: en el papel todo se ve lindísimo. Si de verdad logran que estos seis proyectos se concreten y den resultados medibles, la verdad, ¡qué tuanis! Sería un gane para ambos países, demostrando que Centroamérica puede solucionar sus propios problemas sin tener que pedir permiso o plata afuera. Pero como siempre, del dicho al hecho hay un buen trecho. El verdadero reto será pasar de las reuniones en San Salvador a acciones concretas que la gente de a pie pueda sentir aquí en Chepe.
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Es pura paja diplomática para la foto o de verdad creen que de este brete puede salir algo bueno para los dos países? Y sobre todo, ¿les cuadra la idea de empezar a "intercambiar" reos con el sistema salvadoreño?
La vara es que se pusieron de acuerdo para bretear juntos en seis áreas específicas, una lista que parece sacada de un plan de gobierno. Va desde temas súper densos como prevención del delito y justicia restaurativa, hasta asuntos que suenan más a lo nuestro, como el rescate del patrimonio cultural y la certificación ambiental. También se metieron en temas de desarrollo energético y, un punto clave, la atención a nuestros adultos mayores. A simple vista, es una agenda robusta y bastante lógica. Nadie se va a oponer a que dos países colaboren para cuidar mejor a sus abuelitos o para proteger el medio ambiente, ¿verdad?
Pero vamos al grano, porque todos sabemos qué palabra se nos viene a la cabeza cuando pensamos en El Salvador últimamente: seguridad. Y sí, claro que lo tocaron. Los puntos de “prevención del delito” y “justicia restaurativa” no están ahí de adorno. De hecho, la letra pequeña que está dando más de qué hablar es esa noticia que soltaron de que Tiquicia podría empezar a enviar reos salvadoreños a su país y traerse a los ticos que están guardados allá. Esto, maes, ya es otro nivel de cooperación. Pasa de ser un simple apretón de manos a una movida estratégica que podría cambiar bastante el panorama en las cárceles de ambos lados. Es el tipo de titular que hace que uno levante la ceja y quiera saber más.
Según la gente de la Cancillería, todo este esfuerzo se debe a que el mundo está cambiando. Sergio Vinocour, el director de Cooperación, lo dijo con palabras muy finas, pero en buen tico significa que la plata de los países grandes ya no está cayendo como antes. La famosa “ayuda al desarrollo” se está encogiendo, así que ahora la vara es ayudarnos entre vecinos. Tiene todo el sentido del mundo. En lugar de esperar que un país europeo nos venga a solucionar la vida, nos toca volver a ver a los compas de la región y ver en qué nos podemos echar una mano. Es cooperación “horizontal”, o sea, entre iguales.
Al final, este tipo de acuerdos son como las relaciones: en el papel todo se ve lindísimo. Si de verdad logran que estos seis proyectos se concreten y den resultados medibles, la verdad, ¡qué tuanis! Sería un gane para ambos países, demostrando que Centroamérica puede solucionar sus propios problemas sin tener que pedir permiso o plata afuera. Pero como siempre, del dicho al hecho hay un buen trecho. El verdadero reto será pasar de las reuniones en San Salvador a acciones concretas que la gente de a pie pueda sentir aquí en Chepe.
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Es pura paja diplomática para la foto o de verdad creen que de este brete puede salir algo bueno para los dos países? Y sobre todo, ¿les cuadra la idea de empezar a "intercambiar" reos con el sistema salvadoreño?