Maes, ¿vieron la última? Parece que el Gobierno por fin escuchó el clamor popular (o se asustó de verdad) y decidió abrir la billetera en grande para el tema de seguridad. La vara es que en el borrador del Presupuesto 2026 viene una inversión que, para qué, suena bastante seria. Estamos hablando de crear casi mil plazas nuevas para policías y meterle tecnología al asunto para ver si de una vez por todas le bajamos dos rayitas a esta ola de violencia que nos tiene a todos con el Jesús en la boca.
Diay, el plan suena ambicioso, ¡qué nivel de movida! De esas casi mil plazas, 910 van directito para la Fuerza Pública. Y no es que los van a mandar a cuidar un parque, no. El objetivo es reforzar los 20 distritos que están más color de hormiga en todo el país. Piense en Limón, Pavas, Hatillo, Liberia... zonas que, para nadie es un secreto, se han convertido en el campo de juego del crimen organizado. La idea es tener presencia policial constante ahí, no solo cuando ya se jalaron una torta y hay que llegar a recoger los pedazos. Es una estrategia de saturación que, en el papel, tiene toda la lógica del mundo.
Pero ojo, que no es solo gente. La plata también va para equipar a estos nuevos oficiales como Dios manda. Se acabó (o eso prometen) la era de los chalecos vencidos y las patrullas que se quedan botadas a media persecución. El presupuesto incluye un buen gallo pinto para uniformes, chalecos antibalas, municiones, y una flotilla nueva de carros pick-up y motos. Y aquí viene lo interesante: también se mencionan drones y equipos de comunicación de punta. ¡Por fin! Dejar de depender del watsap y tener chunches de verdad para coordinarse. A ver si con estos juguetitos nuevos la policía puede estar un paso adelante y no siempre corriendo detrás de la ambulancia.
Además, la jugada no se queda solo en el Ministerio de Seguridad. Esto parece ser un esfuerzo más coordinado. Le van a dar 30 plazas nuevas a la Policía de Migración, que buena falta les hace para controlar mejor las fronteras, que a veces parecen un colador. Y al Poder Judicial también le va a caer su platita, específicamente para fortalecer al OIJ y su plataforma de inteligencia. Esto es clave, mae, porque de nada sirve tener mil policías en la calle si no hay un brete de investigación serio detrás para desarmar las bandas grandes, a los peces gordos que mueven los hilos.
Ahora, la pregunta del millón: ¿servirá de algo? En un país donde nos hemos acostumbrado a las soluciones de curita, una inversión tan grande es, por lo menos, una señal de que el problema se está tomando en serio. Es una apuesta fuerte, sin duda. Pero todos sabemos que la seguridad no es solo un tema de más policías y más armas. Si este esfuerzo no se acompaña de inteligencia, de programas de prevención, de brete en las comunidades y de atacar las causas de raíz que llevan a un güila a preferir un arma a un libro, podría ser como echarle perfume a un basurero. La intención es buena, pero la ejecución lo será todo.
Ustedes qué dicen, maes? ¿Esta inyección de plata y "placas" es la respuesta que estábamos esperando, o es solo un parche más a una herida profunda? ¿Creen que esto de verdad va a cambiar el panorama en la calle? ¡Los leo!
Diay, el plan suena ambicioso, ¡qué nivel de movida! De esas casi mil plazas, 910 van directito para la Fuerza Pública. Y no es que los van a mandar a cuidar un parque, no. El objetivo es reforzar los 20 distritos que están más color de hormiga en todo el país. Piense en Limón, Pavas, Hatillo, Liberia... zonas que, para nadie es un secreto, se han convertido en el campo de juego del crimen organizado. La idea es tener presencia policial constante ahí, no solo cuando ya se jalaron una torta y hay que llegar a recoger los pedazos. Es una estrategia de saturación que, en el papel, tiene toda la lógica del mundo.
Pero ojo, que no es solo gente. La plata también va para equipar a estos nuevos oficiales como Dios manda. Se acabó (o eso prometen) la era de los chalecos vencidos y las patrullas que se quedan botadas a media persecución. El presupuesto incluye un buen gallo pinto para uniformes, chalecos antibalas, municiones, y una flotilla nueva de carros pick-up y motos. Y aquí viene lo interesante: también se mencionan drones y equipos de comunicación de punta. ¡Por fin! Dejar de depender del watsap y tener chunches de verdad para coordinarse. A ver si con estos juguetitos nuevos la policía puede estar un paso adelante y no siempre corriendo detrás de la ambulancia.
Además, la jugada no se queda solo en el Ministerio de Seguridad. Esto parece ser un esfuerzo más coordinado. Le van a dar 30 plazas nuevas a la Policía de Migración, que buena falta les hace para controlar mejor las fronteras, que a veces parecen un colador. Y al Poder Judicial también le va a caer su platita, específicamente para fortalecer al OIJ y su plataforma de inteligencia. Esto es clave, mae, porque de nada sirve tener mil policías en la calle si no hay un brete de investigación serio detrás para desarmar las bandas grandes, a los peces gordos que mueven los hilos.
Ahora, la pregunta del millón: ¿servirá de algo? En un país donde nos hemos acostumbrado a las soluciones de curita, una inversión tan grande es, por lo menos, una señal de que el problema se está tomando en serio. Es una apuesta fuerte, sin duda. Pero todos sabemos que la seguridad no es solo un tema de más policías y más armas. Si este esfuerzo no se acompaña de inteligencia, de programas de prevención, de brete en las comunidades y de atacar las causas de raíz que llevan a un güila a preferir un arma a un libro, podría ser como echarle perfume a un basurero. La intención es buena, pero la ejecución lo será todo.
Ustedes qué dicen, maes? ¿Esta inyección de plata y "placas" es la respuesta que estábamos esperando, o es solo un parche más a una herida profunda? ¿Creen que esto de verdad va a cambiar el panorama en la calle? ¡Los leo!