Maes, a veces uno piensa que toda la movida tecnológica, la innovación y los chunches más cargas están pegados en la GAM, ¿verdad? Uno se imagina que para ver una impresora 3D o un dron profesional hay que irse a meter a un oficentro en Escazú o a un campus universitario en Montes de Oca. Pues agárrense, porque la gente de Santa María de Dota se acaba de apuntar un golazo que demuestra que el talento y las ganas de crear están en todo el país. Acaban de inaugurar su propio Laboratorio de Innovación Comunitaria, o LINC, y la verdad, ¡qué chiva se ve la vara!
Para los que se preguntan, “diay, ¿y eso qué es?”, imagínense un espacio abierto para toda la comunidad, un taller del futuro en pleno corazón de la Zona de los Santos. No estamos hablando de un par de compus con internet. No, no. Este chante está equipado hasta los dientes con kits de robótica para armar el próximo Wall-E tico, drones para mapear los cafetales con una precisión milimétrica, impresoras 3D para prototipar cualquier idea loca que se les ocurra y hasta cortadoras láser. Básicamente, un paraíso para cualquier mente creativa o emprendedora que quiera pasar del “qué buena idea” al “vea, ya lo hice”.
Lo más tuanis de este asunto, y aquí es donde la cosa se pone seria, es el propósito detrás de todo. Como bien dijo Orlando Vega, el Viceministro de Ciencia y Tecnología, esto no es para que la gente llegue solo a jugar. La idea es que los mismos vecinos de Dota usen estas herramientas para cocinar soluciones a sus propios problemas. ¿Necesitan optimizar una finca? Ahí están los drones y el análisis de datos. ¿Un artesano quiere crear un diseño único? La cortadora láser y la impresora 3D son sus nuevas mejores amigas. Es darle poder a la comunidad para que deje de esperar soluciones y empiece a construirlas. Este es el brete que realmente genera un impacto.
Y ojo, que esto no es un chispazo aislado, maes. El LINC de Dota es el número 16 en el país, parte de un programa masivo que le está metiendo más de ₡2000 millones para abrir 25 de estos laboratorios por todo Costa Rica. La meta es clara: descentralizar la innovación. Y parece que está funcionando. Un dato que me dejó con la boca abierta es que, de las más de 4,500 personas que ya se han capacitado en estos centros, ¡el 70% son mujeres! ¡Qué nivel! Eso demuestra que cuando se abren las puertas y se dan las herramientas, el talento femenino responde con todo y lidera el cambio. Un aplauso de pie por eso.
Al final, esta noticia es mucho más que un corte de cinta en un edificio nuevo. Es un símbolo de que se puede apostar por el desarrollo fuera del Valle Central, que la tecnología puede ser una herramienta de equidad y no de exclusión, y que el ingenio tico florece en cualquier parte, sobre todo si le das un poquito de luz y las herramientas correctas. Ojalá veamos más iniciativas así. A cachete por la gente de Dota, que hoy tienen un motivo más para sentirse orgullosos de su cantón.
Para los que se preguntan, “diay, ¿y eso qué es?”, imagínense un espacio abierto para toda la comunidad, un taller del futuro en pleno corazón de la Zona de los Santos. No estamos hablando de un par de compus con internet. No, no. Este chante está equipado hasta los dientes con kits de robótica para armar el próximo Wall-E tico, drones para mapear los cafetales con una precisión milimétrica, impresoras 3D para prototipar cualquier idea loca que se les ocurra y hasta cortadoras láser. Básicamente, un paraíso para cualquier mente creativa o emprendedora que quiera pasar del “qué buena idea” al “vea, ya lo hice”.
Lo más tuanis de este asunto, y aquí es donde la cosa se pone seria, es el propósito detrás de todo. Como bien dijo Orlando Vega, el Viceministro de Ciencia y Tecnología, esto no es para que la gente llegue solo a jugar. La idea es que los mismos vecinos de Dota usen estas herramientas para cocinar soluciones a sus propios problemas. ¿Necesitan optimizar una finca? Ahí están los drones y el análisis de datos. ¿Un artesano quiere crear un diseño único? La cortadora láser y la impresora 3D son sus nuevas mejores amigas. Es darle poder a la comunidad para que deje de esperar soluciones y empiece a construirlas. Este es el brete que realmente genera un impacto.
Y ojo, que esto no es un chispazo aislado, maes. El LINC de Dota es el número 16 en el país, parte de un programa masivo que le está metiendo más de ₡2000 millones para abrir 25 de estos laboratorios por todo Costa Rica. La meta es clara: descentralizar la innovación. Y parece que está funcionando. Un dato que me dejó con la boca abierta es que, de las más de 4,500 personas que ya se han capacitado en estos centros, ¡el 70% son mujeres! ¡Qué nivel! Eso demuestra que cuando se abren las puertas y se dan las herramientas, el talento femenino responde con todo y lidera el cambio. Un aplauso de pie por eso.
Al final, esta noticia es mucho más que un corte de cinta en un edificio nuevo. Es un símbolo de que se puede apostar por el desarrollo fuera del Valle Central, que la tecnología puede ser una herramienta de equidad y no de exclusión, y que el ingenio tico florece en cualquier parte, sobre todo si le das un poquito de luz y las herramientas correctas. Ojalá veamos más iniciativas así. A cachete por la gente de Dota, que hoy tienen un motivo más para sentirse orgullosos de su cantón.
