Maes, ¿se acuerdan que todo el mundo andaba como loco buscando el Acumulado? Que si ya iba a reventar, que dónde estaría la bolita, que si el chancero de la esquina tenía el bueno... Bueno, diay, la novela se acabó. La Junta soltó el premio y ya tiene nombre y apellido. Y agárrense, porque la historia está bien tuanis. Resulta que el suertudo es un solo mae, un tata de 65 años, vecino de San José, que de un día para otro amaneció con ₡375 melones más en la cuenta. Así, sin compartirlo con nadie. ¡Qué nivel de jugada se mandó!
Aquí es donde la vara se pone todavía mejor. Uno se imagina al señor comprándole el gallito tapado a un chancero de confianza, pero ¡qué va! El mae es de la nueva escuela. Según el reporte de la propia JPS, el ganador se metió a la página web de la Junta y ahí mismo compró la combinación ganadora. Pero la parte más carga de la historia no es esa. El señor no compró un pedacito, ni dos, ni tres. Se mandó valiente y compró DOS ENTEROS del número ganador. O sea, no solo le pegó, sino que se aseguró de llevarse el premio gordo por duplicado. Cada entero le pagó ₡187.5 millones. Una mente maestra, un visionario de la suerte. No se anduvo por las ramas, fue directo al grano y le salió la jugada a cachete.
Ahora, pongámonos a pensar un toquecito en la llamada que seguro recibió este señor. Imagínense estar en la casa, tranquilo, y que le suene el celular con un número de la JPS. Uno primero piensa que es una estafa, ¿verdad? Pero no, era la llamada que le cambiaba la vida para siempre. ¿Qué se hace con tanta plata de golpe? Diay, con 65 años, uno pensaría que ya el brete pesado quedó atrás, pero esto es otro nivel de jubilación. Es pasar de preocuparse por el fresco de cas a pensar en si el próximo viaje es a Europa o a Asia. Es poder ayudar a los hijos, a los nietos, y todavía tener un montón para uno mismo. ¡Qué chiva que la suerte le haya sonreído así a alguien que ya ha vivido su buena parte de la vida!
Pero más allá del gane personal del señor, que es una historia increíble, esto también dice mucho de cómo están cambiando las cosas. El hecho de que el premio más grande de la lotería nacional se haya vendido por internet es un campanazo. La Junta de Protección Social ha estado invirtiendo un montón en su plataforma digital y, honestamente, este es el mejor anuncio que pudieron tener. Demuestra que el sistema es seguro, que funciona y que la suerte ya no depende solo de encontrar al chancero correcto. Ahora el chunche de la suerte lo andamos en la bolsa, en el celular. Es un gane para la Junta, que moderniza su imagen, y para nosotros, que ahora podemos jugar desde la comodidad del sillón mientras vemos una serie.
En fin, la bolita del Acumulado ya encontró casa en San José y dejó a un nuevo millonario en el país. El ciclo vuelve a empezar, porque para el próximo sorteo la vara arranca otra vez en ₡100 millones, que para nada es despreciable. La tómbola se reinicia y la ilusión de pegarle vuelve a nacer en todos nosotros. Pero mientras eso pasa, queda esta historia que parece sacada de una película. Ahora, les tiro la pregunta del millón (o de los 375 millones, más bien): si a ustedes les cayera esa cantidad de plata de la nada, ¿qué es lo primerísimo que harían? Y sean honestos, maes. ¿Tapan deudas y aseguran el futuro o se mandan a comprar el chuzo de sus sueños al día siguiente? ¡Los leo en los comentarios!
Aquí es donde la vara se pone todavía mejor. Uno se imagina al señor comprándole el gallito tapado a un chancero de confianza, pero ¡qué va! El mae es de la nueva escuela. Según el reporte de la propia JPS, el ganador se metió a la página web de la Junta y ahí mismo compró la combinación ganadora. Pero la parte más carga de la historia no es esa. El señor no compró un pedacito, ni dos, ni tres. Se mandó valiente y compró DOS ENTEROS del número ganador. O sea, no solo le pegó, sino que se aseguró de llevarse el premio gordo por duplicado. Cada entero le pagó ₡187.5 millones. Una mente maestra, un visionario de la suerte. No se anduvo por las ramas, fue directo al grano y le salió la jugada a cachete.
Ahora, pongámonos a pensar un toquecito en la llamada que seguro recibió este señor. Imagínense estar en la casa, tranquilo, y que le suene el celular con un número de la JPS. Uno primero piensa que es una estafa, ¿verdad? Pero no, era la llamada que le cambiaba la vida para siempre. ¿Qué se hace con tanta plata de golpe? Diay, con 65 años, uno pensaría que ya el brete pesado quedó atrás, pero esto es otro nivel de jubilación. Es pasar de preocuparse por el fresco de cas a pensar en si el próximo viaje es a Europa o a Asia. Es poder ayudar a los hijos, a los nietos, y todavía tener un montón para uno mismo. ¡Qué chiva que la suerte le haya sonreído así a alguien que ya ha vivido su buena parte de la vida!
Pero más allá del gane personal del señor, que es una historia increíble, esto también dice mucho de cómo están cambiando las cosas. El hecho de que el premio más grande de la lotería nacional se haya vendido por internet es un campanazo. La Junta de Protección Social ha estado invirtiendo un montón en su plataforma digital y, honestamente, este es el mejor anuncio que pudieron tener. Demuestra que el sistema es seguro, que funciona y que la suerte ya no depende solo de encontrar al chancero correcto. Ahora el chunche de la suerte lo andamos en la bolsa, en el celular. Es un gane para la Junta, que moderniza su imagen, y para nosotros, que ahora podemos jugar desde la comodidad del sillón mientras vemos una serie.
En fin, la bolita del Acumulado ya encontró casa en San José y dejó a un nuevo millonario en el país. El ciclo vuelve a empezar, porque para el próximo sorteo la vara arranca otra vez en ₡100 millones, que para nada es despreciable. La tómbola se reinicia y la ilusión de pegarle vuelve a nacer en todos nosotros. Pero mientras eso pasa, queda esta historia que parece sacada de una película. Ahora, les tiro la pregunta del millón (o de los 375 millones, más bien): si a ustedes les cayera esa cantidad de plata de la nada, ¿qué es lo primerísimo que harían? Y sean honestos, maes. ¿Tapan deudas y aseguran el futuro o se mandan a comprar el chuzo de sus sueños al día siguiente? ¡Los leo en los comentarios!