Mae, seamos honestos un segundo. En este país, la confianza es una vara complicadísima, y más cuando se trata de plata. Uno no le suelta los ahorros o la hipoteca del chante a cualquiera. Por eso, cuando el Banco Nacional sale a decir que su reputación se basa en la confianza de casi 3 millones de clientes, uno levanta una ceja y piensa: “Ajá, ¿y eso cómo se come?”. Porque, diay, una cosa es el anuncio bonito en la tele y otra muy distinta es la realidad del día a día en el brete financiero.
La gente del Nacional, por medio de su vocera Silvia Chaves, nos tira una línea que suena a eslogan de valla publicitaria: “transformar los sueños de los costarricenses en realidades”. Y sí, al principio suena medio cursi, pero si uno escarba un poco, la vara empieza a tener sentido. Según ellos, no se trata solo de prestar plata y cobrar intereses. La jugada es ser ese compa que te apoya en las grandes ligas de la vida: comprar tu primer chante, montar ese emprendimiento que te quita el sueño o hacer crecer el negocio familiar. Dicen que su reputación se construye en esa coherencia, en escuchar al cliente y no jalarse una torta en los momentos clave.
Pero bueno, el palabreo es gratis. ¿Dónde está la carnita? Aquí es donde la cosa se pone interesante. Porque una cosa es vender confianza y otra muy distinta es demostrarla con números que no mienten. Y los números del Nacional, para ser justos, están a cachete. El año pasado, su cartera de crédito creció un 6,5%, llegando a la cifra astronómica de ¢5,8 billones. ¡Billones, con B! Además, reportaron utilidades por más de ¢51 mil millones. O sea, el banco no solo es grande, es increíblemente rentable.
Y si eso no fuera suficiente, hasta las calificadoras de riesgo internacionales se están subiendo al bus. Fitch Ratings, que son unos maes súper serios que analizan la salud financiera de todo el mundo, les mejoró la perspectiva de “estable” a “positiva”. En español simple, eso significa que ven al Nacional más sólido que un aguacero en octubre y con un futuro que promete. ¡Qué nivel! Esa es la clase de respaldo que no se compra con publicidad, se gana con una gestión que, parece, está haciendo las cosas bien. Es la prueba de que su “banca con propósito” no es solo un chunche de marketing.
Al final del día, la reputación es eso: la suma de miles de pequeñas acciones. Desde el mae que te atiende en la ventanilla hasta la solidez que demuestra una calificadora internacional. El Nacional parece haber entendido que para tener a 2,8 millones de ticos de su lado, la confianza no se puede improvisar. Se construye, se cuida y, sobre todo, se respalda con resultados. Pero bueno, más allá de los números y los comunicados de prensa, la pregunta del millón es para ustedes, los foristas.
¿Son clientes del Nacional? Y si lo son, ¿de verdad sienten esa confianza y ese acompañamiento del que tanto hablan? ¿O sienten que es puro cuento? ¡Cuenten sus historias!
La gente del Nacional, por medio de su vocera Silvia Chaves, nos tira una línea que suena a eslogan de valla publicitaria: “transformar los sueños de los costarricenses en realidades”. Y sí, al principio suena medio cursi, pero si uno escarba un poco, la vara empieza a tener sentido. Según ellos, no se trata solo de prestar plata y cobrar intereses. La jugada es ser ese compa que te apoya en las grandes ligas de la vida: comprar tu primer chante, montar ese emprendimiento que te quita el sueño o hacer crecer el negocio familiar. Dicen que su reputación se construye en esa coherencia, en escuchar al cliente y no jalarse una torta en los momentos clave.
Pero bueno, el palabreo es gratis. ¿Dónde está la carnita? Aquí es donde la cosa se pone interesante. Porque una cosa es vender confianza y otra muy distinta es demostrarla con números que no mienten. Y los números del Nacional, para ser justos, están a cachete. El año pasado, su cartera de crédito creció un 6,5%, llegando a la cifra astronómica de ¢5,8 billones. ¡Billones, con B! Además, reportaron utilidades por más de ¢51 mil millones. O sea, el banco no solo es grande, es increíblemente rentable.
Y si eso no fuera suficiente, hasta las calificadoras de riesgo internacionales se están subiendo al bus. Fitch Ratings, que son unos maes súper serios que analizan la salud financiera de todo el mundo, les mejoró la perspectiva de “estable” a “positiva”. En español simple, eso significa que ven al Nacional más sólido que un aguacero en octubre y con un futuro que promete. ¡Qué nivel! Esa es la clase de respaldo que no se compra con publicidad, se gana con una gestión que, parece, está haciendo las cosas bien. Es la prueba de que su “banca con propósito” no es solo un chunche de marketing.
Al final del día, la reputación es eso: la suma de miles de pequeñas acciones. Desde el mae que te atiende en la ventanilla hasta la solidez que demuestra una calificadora internacional. El Nacional parece haber entendido que para tener a 2,8 millones de ticos de su lado, la confianza no se puede improvisar. Se construye, se cuida y, sobre todo, se respalda con resultados. Pero bueno, más allá de los números y los comunicados de prensa, la pregunta del millón es para ustedes, los foristas.
¿Son clientes del Nacional? Y si lo son, ¿de verdad sienten esa confianza y ese acompañamiento del que tanto hablan? ¿O sienten que es puro cuento? ¡Cuenten sus historias!