Maes, seamos honestos. Si uno abre cualquier red social o se pone a hablar con la gente en la pulpe, el tema es el mismo: la inseguridad. Que si ya no se puede salir de noche, que si el Uber no se mete en tal lado, que si a Fulanito lo asaltaron… Diay, es el pan de cada día. Y bueno, acaba de salir la nueva encuesta del CIEP de la UCR, y básicamente viene a ponerle el sello académico a lo que ya todos sentimos en la calle: la inseguridad sigue siendo, por un chayote de diferencia, el problema número uno que nos quita el sueño a los ticos. Ni la corrupción, ni el costo de la vida, ni el chorizo de siempre le llegan a los talones.
Pero aquí viene la parte interesante, la que nos hace arquear una ceja. Ojo al dato: aunque la inseguridad sigue en el trono de nuestras preocupaciones, parece que el pánico colectivo bajó un par de rayitas. Según la encuesta, el porcentaje de gente que siente que la vara está “peor” que hace un año bajó de un masivo 78% a un todavía preocupante 67%. A ver, que no se malentienda, no es que ahora vivamos en Suiza y dejemos las puertas abiertas. Para nada. Pero esa caída de 11 puntos sugiere que, o nos estamos acostumbrando al caos (¡qué triste!), o quizás algunas de las medidas que tanto anuncian han logrado que la sensación de caída libre frene un poquito. Es como ir en un carro sin frenos y de repente sentir que en lugar de ir a 180 km/h, ahora vamos a 150. Sigue siendo un despiche, pero un despiche un toquecito menos rápido.
Ahora, aquí es donde la puerca tuerce el rabo y la encuesta se pone más densa. Una cosa es cómo sentimos la calle, y otra muy distinta es a quién le ponemos la fe para que arregle el chunche. El CIEP le preguntó a la gente: “Mae, ¿usted cree que el Gobierno actual puede solucionar este despapaye?”. Y la respuesta fue un portazo en la cara. Agárrense: un 37% dijo que no tiene “ninguna” confianza, y un 32% dijo que tiene “poca”. Si sumamos eso, nos da que casi 7 de cada 10 ticos ven al Gobierno y piensan: “salado, de aquí no va a salir nada bueno”. ¡Qué torta! Es una bofetada de realidad que refleja un escepticismo brutal.
Este nivel de desconfianza es la verdadera noticia aquí. Porque, ¿de qué sirve que la percepción de inseguridad baje un poquito si la gente no cree en los pilotos del avión? Es como si el doctor te dice que la fiebre te bajó un grado, pero vos sabés que el tratamiento que te está dando es pura agüita con azúcar. Los números son claros: solo un 12% tiene “mucha” confianza. Doce por ciento. Es una cifra bajísima que demuestra la desconexión gigante que hay entre las conferencias de prensa y lo que la gente realmente siente y cree. No es solo un problema de números de asaltos o balaceras; es una crisis de credibilidad profunda que no se arregla con un par de operativos para la foto.
Al final del día, esta encuesta nos deja con un sabor de boca agridulce. Por un lado, ese pequeño respiro en la percepción es algo, supongo. Pero por otro, la desconexión y la falta de fe en las soluciones es un problema igual o más grande. El brete de recuperar la confianza ciudadana parece casi más difícil que el de agarrar a los choros. Así que les pregunto a ustedes, maes, para que se arme el debate en el foro: ¿Ustedes sienten de verdad esa leve “mejoría” que dice el CIEP o les parece que es puro espejismo? Y más importante, ¿qué tendría que pasar, qué milagro tendría que ocurrir, para que le volvieran a tener aunque sea un poquito de confianza al Gobierno en esta vara tan delicada? ¡Los leo!
Pero aquí viene la parte interesante, la que nos hace arquear una ceja. Ojo al dato: aunque la inseguridad sigue en el trono de nuestras preocupaciones, parece que el pánico colectivo bajó un par de rayitas. Según la encuesta, el porcentaje de gente que siente que la vara está “peor” que hace un año bajó de un masivo 78% a un todavía preocupante 67%. A ver, que no se malentienda, no es que ahora vivamos en Suiza y dejemos las puertas abiertas. Para nada. Pero esa caída de 11 puntos sugiere que, o nos estamos acostumbrando al caos (¡qué triste!), o quizás algunas de las medidas que tanto anuncian han logrado que la sensación de caída libre frene un poquito. Es como ir en un carro sin frenos y de repente sentir que en lugar de ir a 180 km/h, ahora vamos a 150. Sigue siendo un despiche, pero un despiche un toquecito menos rápido.
Ahora, aquí es donde la puerca tuerce el rabo y la encuesta se pone más densa. Una cosa es cómo sentimos la calle, y otra muy distinta es a quién le ponemos la fe para que arregle el chunche. El CIEP le preguntó a la gente: “Mae, ¿usted cree que el Gobierno actual puede solucionar este despapaye?”. Y la respuesta fue un portazo en la cara. Agárrense: un 37% dijo que no tiene “ninguna” confianza, y un 32% dijo que tiene “poca”. Si sumamos eso, nos da que casi 7 de cada 10 ticos ven al Gobierno y piensan: “salado, de aquí no va a salir nada bueno”. ¡Qué torta! Es una bofetada de realidad que refleja un escepticismo brutal.
Este nivel de desconfianza es la verdadera noticia aquí. Porque, ¿de qué sirve que la percepción de inseguridad baje un poquito si la gente no cree en los pilotos del avión? Es como si el doctor te dice que la fiebre te bajó un grado, pero vos sabés que el tratamiento que te está dando es pura agüita con azúcar. Los números son claros: solo un 12% tiene “mucha” confianza. Doce por ciento. Es una cifra bajísima que demuestra la desconexión gigante que hay entre las conferencias de prensa y lo que la gente realmente siente y cree. No es solo un problema de números de asaltos o balaceras; es una crisis de credibilidad profunda que no se arregla con un par de operativos para la foto.
Al final del día, esta encuesta nos deja con un sabor de boca agridulce. Por un lado, ese pequeño respiro en la percepción es algo, supongo. Pero por otro, la desconexión y la falta de fe en las soluciones es un problema igual o más grande. El brete de recuperar la confianza ciudadana parece casi más difícil que el de agarrar a los choros. Así que les pregunto a ustedes, maes, para que se arme el debate en el foro: ¿Ustedes sienten de verdad esa leve “mejoría” que dice el CIEP o les parece que es puro espejismo? Y más importante, ¿qué tendría que pasar, qué milagro tendría que ocurrir, para que le volvieran a tener aunque sea un poquito de confianza al Gobierno en esta vara tan delicada? ¡Los leo!