Diay maes, uno a veces se pone a leer las noticias y de verdad que el panorama es para sentarse a meditar. Acabo de ver una nota del Diario Extra que, a primera vista, suena como un gol de media cancha de la policía, pero cuando uno rasca un poquito, se da cuenta del tamaño del monstruo con el que estamos lidiando. La vara es que Seguridad Pública anunció con bombos y platillos que han decomisado 1.806 armas de fuego en lo que va del año. Sí, leyeron bien. Mil ochocientas seis. Y mi primera reacción no fue de alivio, fue pensar: ¡qué despiche! ¿Cuántas más hay en la calle que no han encontrado?
Vamos a desmenuzar el chunche, porque los números son fríos pero revelan una historia que asusta. El corte es hasta el 31 de agosto, o sea, en 243 días. Si hacemos la matemática de servilleta, eso nos da un promedio de más de siete armas de fuego decomisadas CADA DÍA. O sea, mientras usted y yo estamos en el brete, tomándonos un café o pegados en una presa, la Fuerza Pública está recogiendo, en promedio, siete pistolas, revólveres o escopetas que andaban por ahí, listas para usarse. Siete chunches de esos que acaban con una vida, todos los santos días. Y esa es solo la punta del iceberg, las que lograron encontrar. La pregunta del millón es, ¿cuántas se les escapan?
Pero la cosa no para ahí, porque el combo de la inseguridad viene agrandado. El mismo reporte dice que hicieron casi 34.000 aprehensiones. ¡Mae, eso es casi llenar el Estadio Nacional! Y aquí es donde la vara se pone color de hormiga: de todos esos, 234 tenían orden de captura por delitos contra la vida. Doscientas treinta y cuatro personas que andaban caminando entre nosotros con cuentas pendientes por homicidio o tentativa. ¡Qué torta que tengamos a tanta gente así suelta! Esto ya no es una percepción, es una realidad estadística que nos grita en la cara que salir a la calle se ha convertido en una ruleta rusa.
Claro, el Ministerio nos habla de la famosa "Operación Tolerancia Cero", enfocada principalmente en los barrios del sur de Chepe y otras zonas calientes. Y no les quito el mérito, ¡qué bueno que están haciendo algo! El problema es que se siente como si estuviéramos tratando de vaciar el mar con un balde. La policía hace su brete, recupera 212 carros y más de 650 motos robadas, y se les aplaude. Pero, ¿es suficiente? ¿O es como ponerle una curita a una herida de bala? La criminalidad parece un cáncer con metástasis y a veces siento que las autoridades se enfocan en los tumores más visibles mientras el mal se sigue regando por todo el cuerpo del país.
Al final, las cifras nos dejan un sabor agridulce. Por un lado, uno dice "qué bueno que los están agarrando", pero por otro, el susto es que haya TANTOS que agarrar. Es la confirmación de que la calle está dura y que el problema es mucho más profundo que un par de operativos. Mi pregunta para el foro es esta, y quiero que me respondan con toda la honestidad del mundo: ¿Ustedes de verdad se sienten más seguros con estas cifras? O más bien, ¿les confirma el miedito de que la cosa se nos fue de las manos y que esto es apenas la superficie?
Vamos a desmenuzar el chunche, porque los números son fríos pero revelan una historia que asusta. El corte es hasta el 31 de agosto, o sea, en 243 días. Si hacemos la matemática de servilleta, eso nos da un promedio de más de siete armas de fuego decomisadas CADA DÍA. O sea, mientras usted y yo estamos en el brete, tomándonos un café o pegados en una presa, la Fuerza Pública está recogiendo, en promedio, siete pistolas, revólveres o escopetas que andaban por ahí, listas para usarse. Siete chunches de esos que acaban con una vida, todos los santos días. Y esa es solo la punta del iceberg, las que lograron encontrar. La pregunta del millón es, ¿cuántas se les escapan?
Pero la cosa no para ahí, porque el combo de la inseguridad viene agrandado. El mismo reporte dice que hicieron casi 34.000 aprehensiones. ¡Mae, eso es casi llenar el Estadio Nacional! Y aquí es donde la vara se pone color de hormiga: de todos esos, 234 tenían orden de captura por delitos contra la vida. Doscientas treinta y cuatro personas que andaban caminando entre nosotros con cuentas pendientes por homicidio o tentativa. ¡Qué torta que tengamos a tanta gente así suelta! Esto ya no es una percepción, es una realidad estadística que nos grita en la cara que salir a la calle se ha convertido en una ruleta rusa.
Claro, el Ministerio nos habla de la famosa "Operación Tolerancia Cero", enfocada principalmente en los barrios del sur de Chepe y otras zonas calientes. Y no les quito el mérito, ¡qué bueno que están haciendo algo! El problema es que se siente como si estuviéramos tratando de vaciar el mar con un balde. La policía hace su brete, recupera 212 carros y más de 650 motos robadas, y se les aplaude. Pero, ¿es suficiente? ¿O es como ponerle una curita a una herida de bala? La criminalidad parece un cáncer con metástasis y a veces siento que las autoridades se enfocan en los tumores más visibles mientras el mal se sigue regando por todo el cuerpo del país.
Al final, las cifras nos dejan un sabor agridulce. Por un lado, uno dice "qué bueno que los están agarrando", pero por otro, el susto es que haya TANTOS que agarrar. Es la confirmación de que la calle está dura y que el problema es mucho más profundo que un par de operativos. Mi pregunta para el foro es esta, y quiero que me respondan con toda la honestidad del mundo: ¿Ustedes de verdad se sienten más seguros con estas cifras? O más bien, ¿les confirma el miedito de que la cosa se nos fue de las manos y que esto es apenas la superficie?