Seamos honestos, mae, comprar casa o lote en Costa Rica está rudo. Entre los precios por las nubes y los préstamos imposibles, a veces parece que la única opción es seguir pagando alquiler hasta el día del juicio final. Pero de vez en cuando, se abre una ventana. La vara es que el Banco Popular, como hace cada cierto tiempo, acaba de tirar una lista de propiedades en remate judicial y, viéndola por encima, hay unas oportunidades que se ven bastante tuanis para el que anda con la plata lista o buscando cómo invertirla. Hay de todo un poco, regado por el país, desde lotes para empezar de cero hasta casas ya listas para pasarse. Así que si usted anda en esas, póngale atención a la jugada.
Empecemos por lo jugoso. En Pocora de Guácimo, por ejemplo, tienen un terrenazo de más de 2.600 metros cuadrados. El valor que le ponen es de ¢24 melones, pero lo están rematando con una base de ¢20. ¡Son casi cuatro melones de rebaja de entrada! Pero ojo, porque no todo es color de rosa y hay que leer la letra pequeña. Me encontré una vara que me dejó bateado: un lote en Puerto Cortés, Osa, que sale a remate ¡más caro que su valor de mercado! Diay, no sé qué estarán pensando, pero suena a que alguien se jaló una torta con los números ahí. Es un detalle para no irse de buenas a primeras y siempre comparar el precio base con el valor real de la propiedad, no vaya a ser que uno termine pagando de más.
Para los que vivimos en el GAM y no queremos irnos muy lejos del brete, también hay carnita. En Pavas, por ejemplo, están rematando una casita de 71 metros cuadrados. La ficha dice que vale ¢41 millones, pero la base del remate arranca en ¢23.315.519. ¡Es casi un 45% de descuento! Eso sí está a cachete. También hay otra opción en Tirrases de Curridabat, un poco más grande, con una rebaja de más de 12 palos sobre su valor. Pero la que se lleva el premio, para mí, es una en Dulce Nombre de Cartago. La propiedad está valorada en ¢42.6 millones y el banco la va a soltar con una base de apenas ¢18.5 millones. ¡Qué nivel de descuento! Es más de la mitad del precio. Con una oferta así, hasta que dan ganas de irse a vivir para la Vieja Metrópoli.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo se le entra a esta vara? No es solo de llegar al banco y decir '¡la quiero!'. Esto es un remate judicial, maes, y tiene su ciencia. Lo primero y más importante es que cada propiedad tiene su propia fecha y hora de remate, y hay que estar súper atentos a eso para que no se le pase el tren. Además, el banco pone condiciones específicas para cada una, así que es vital pegarle una llamada a los números de contacto que vienen en el anuncio para aclarar cualquier duda. Mi recomendación es que si alguna les hizo ojitos, llamen de una, pregunten todo y, si pueden, vayan a ver la propiedad por fuera para que no se lleven sorpresas. Averigüen sobre el estado de la propiedad, si hay que meterle mucha plata en arreglos y si la zona es lo que buscan.
En resumen, la oportunidad está ahí. Puede que en esa lista esté el chante o el lote para el negocio que andan soñando, y con un descuento que no se encuentra todos los días en el mercado. Pero como todo en la vida, no es de mandarse a ciegas. Requiere investigación, hacer un par de llamadas y, sobre todo, tener claro que se está comprando una propiedad que viene de un proceso legal. Es una jugada de alto riesgo y alta recompensa. Por eso les pregunto a ustedes, la comunidad del Foro: ¿Qué dicen, maes? ¿Se le entrarían a un remate de estos o les parece mucho despiche por el posible ahorro? ¿Alguno por acá ya se ha comprado algo así que nos cuente el chisme de cómo le fue?
Empecemos por lo jugoso. En Pocora de Guácimo, por ejemplo, tienen un terrenazo de más de 2.600 metros cuadrados. El valor que le ponen es de ¢24 melones, pero lo están rematando con una base de ¢20. ¡Son casi cuatro melones de rebaja de entrada! Pero ojo, porque no todo es color de rosa y hay que leer la letra pequeña. Me encontré una vara que me dejó bateado: un lote en Puerto Cortés, Osa, que sale a remate ¡más caro que su valor de mercado! Diay, no sé qué estarán pensando, pero suena a que alguien se jaló una torta con los números ahí. Es un detalle para no irse de buenas a primeras y siempre comparar el precio base con el valor real de la propiedad, no vaya a ser que uno termine pagando de más.
Para los que vivimos en el GAM y no queremos irnos muy lejos del brete, también hay carnita. En Pavas, por ejemplo, están rematando una casita de 71 metros cuadrados. La ficha dice que vale ¢41 millones, pero la base del remate arranca en ¢23.315.519. ¡Es casi un 45% de descuento! Eso sí está a cachete. También hay otra opción en Tirrases de Curridabat, un poco más grande, con una rebaja de más de 12 palos sobre su valor. Pero la que se lleva el premio, para mí, es una en Dulce Nombre de Cartago. La propiedad está valorada en ¢42.6 millones y el banco la va a soltar con una base de apenas ¢18.5 millones. ¡Qué nivel de descuento! Es más de la mitad del precio. Con una oferta así, hasta que dan ganas de irse a vivir para la Vieja Metrópoli.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo se le entra a esta vara? No es solo de llegar al banco y decir '¡la quiero!'. Esto es un remate judicial, maes, y tiene su ciencia. Lo primero y más importante es que cada propiedad tiene su propia fecha y hora de remate, y hay que estar súper atentos a eso para que no se le pase el tren. Además, el banco pone condiciones específicas para cada una, así que es vital pegarle una llamada a los números de contacto que vienen en el anuncio para aclarar cualquier duda. Mi recomendación es que si alguna les hizo ojitos, llamen de una, pregunten todo y, si pueden, vayan a ver la propiedad por fuera para que no se lleven sorpresas. Averigüen sobre el estado de la propiedad, si hay que meterle mucha plata en arreglos y si la zona es lo que buscan.
En resumen, la oportunidad está ahí. Puede que en esa lista esté el chante o el lote para el negocio que andan soñando, y con un descuento que no se encuentra todos los días en el mercado. Pero como todo en la vida, no es de mandarse a ciegas. Requiere investigación, hacer un par de llamadas y, sobre todo, tener claro que se está comprando una propiedad que viene de un proceso legal. Es una jugada de alto riesgo y alta recompensa. Por eso les pregunto a ustedes, la comunidad del Foro: ¿Qué dicen, maes? ¿Se le entrarían a un remate de estos o les parece mucho despiche por el posible ahorro? ¿Alguno por acá ya se ha comprado algo así que nos cuente el chisme de cómo le fue?