Maes, levante la mano al que le ha pasado. Viernes por la noche, sale uno a comerse algo a Escalante o a tomarse unas birras en La Cali, el ambiente está tuanis, la pasa a cachete y, cuando ya va de vuelta, se encuentra con el espacio vacío donde juraría que había parqueado el chunche. Ese hueco en el estómago, esa sensación de que todo se fue al traste… ¡Qué despiche! Diay, parece que por fin el OIJ le puso el ojo a una de las bandas que tenía este “negocio” como su pan de cada día, y los detalles que han salido a la luz son para sentarse a analizarlos con calma.
Resulta que esta gente no era ningún grupo de improvisados. Según don Randall Zúñiga, el mero mero del OIJ, a estos personajes se les achacan, de momento, 32 causas por robo de vehículo. Y aquí viene la primera torta que nos comemos como ciudadanos: su especialidad era aprovechar las festividades. ¿Se acuerdan del Halloween pasado? Mientras medio San José andaba disfrazado, ellos se “disfrazaron” de dueños de lo ajeno y se llevaron siete carros en una sola noche entre Escalante y La California. ¡Siete! Es un llamado de atención que duele, porque demuestra que mientras uno está tratando de despejarse, hay otros que ven esa distracción como la oportunidad de oro para joderle la vida a uno.
Pero la vara que de verdad me dejó con el ojo cuadrado es la organización de estos maes. Olvídense del ladrón oportunista que ve un carro mal puesto y se lo lleva. No, no. Esta gente tenía una estructura casi de pyme. Según la investigación, tenían un horario de “brete” fijo: de miércoles a domingo, y solo en horario nocturno. ¡Casi que les faltaba marcar tarjeta y tener chat de la empresa! Zúñiga confirmó que no era una banda particularmente violenta, pero su nivel de planificación era de otro nivel. Esto cambia el panorama, porque no estamos hablando de simples cacos, sino de una operación logística dedicada a despojarnos de uno de los bienes que más cuesta conseguir en este país.
La respuesta del OIJ, hay que decirlo, fue contundente. Desplegaron allanamientos por todo lado, demostrando el alcance que tenía la banda. No era solo un asunto de la GAM; cayeron en Carrillos de Poás, en Sabanilla, en Atenas, en Desampa, en Coronado, en Belén y hasta en El Cairo de Siquirres. O sea, la red estaba extendida por media Costa Rica. El objetivo era detener a 12 personas, y al parecer ya dos de ellos estaban guardados, lo que indica que el cerco se les venía cerrando desde hace rato. Es un alivio ver acción, pero también es un baldazo de agua fría darse cuenta de lo grande que era esta operación que funcionaba debajo de nuestras narices.
Al final, la recomendación de Zúñiga, aunque suene fatalista, es la más sensata: si va a salir a lugares de fiesta, mejor no lleve carro. Duele escucharlo, porque es como admitir que perdimos la batalla por el espacio público, pero con este panorama, ¿quién quiere ser el próximo salado? Es una decisión entre la comodidad y la posibilidad real de quedarse a pie y con una deuda encima. Por eso abro el debate acá en el foro: Más allá del típico "no deje nada a la vista", ¿qué mañas o estrategias usan ustedes para proteger su carro? ¿O ya esto es un caso perdido y la única solución es rezar o dejar el carro en la casa y pagar Uber? Los leo.
Resulta que esta gente no era ningún grupo de improvisados. Según don Randall Zúñiga, el mero mero del OIJ, a estos personajes se les achacan, de momento, 32 causas por robo de vehículo. Y aquí viene la primera torta que nos comemos como ciudadanos: su especialidad era aprovechar las festividades. ¿Se acuerdan del Halloween pasado? Mientras medio San José andaba disfrazado, ellos se “disfrazaron” de dueños de lo ajeno y se llevaron siete carros en una sola noche entre Escalante y La California. ¡Siete! Es un llamado de atención que duele, porque demuestra que mientras uno está tratando de despejarse, hay otros que ven esa distracción como la oportunidad de oro para joderle la vida a uno.
Pero la vara que de verdad me dejó con el ojo cuadrado es la organización de estos maes. Olvídense del ladrón oportunista que ve un carro mal puesto y se lo lleva. No, no. Esta gente tenía una estructura casi de pyme. Según la investigación, tenían un horario de “brete” fijo: de miércoles a domingo, y solo en horario nocturno. ¡Casi que les faltaba marcar tarjeta y tener chat de la empresa! Zúñiga confirmó que no era una banda particularmente violenta, pero su nivel de planificación era de otro nivel. Esto cambia el panorama, porque no estamos hablando de simples cacos, sino de una operación logística dedicada a despojarnos de uno de los bienes que más cuesta conseguir en este país.
La respuesta del OIJ, hay que decirlo, fue contundente. Desplegaron allanamientos por todo lado, demostrando el alcance que tenía la banda. No era solo un asunto de la GAM; cayeron en Carrillos de Poás, en Sabanilla, en Atenas, en Desampa, en Coronado, en Belén y hasta en El Cairo de Siquirres. O sea, la red estaba extendida por media Costa Rica. El objetivo era detener a 12 personas, y al parecer ya dos de ellos estaban guardados, lo que indica que el cerco se les venía cerrando desde hace rato. Es un alivio ver acción, pero también es un baldazo de agua fría darse cuenta de lo grande que era esta operación que funcionaba debajo de nuestras narices.
Al final, la recomendación de Zúñiga, aunque suene fatalista, es la más sensata: si va a salir a lugares de fiesta, mejor no lleve carro. Duele escucharlo, porque es como admitir que perdimos la batalla por el espacio público, pero con este panorama, ¿quién quiere ser el próximo salado? Es una decisión entre la comodidad y la posibilidad real de quedarse a pie y con una deuda encima. Por eso abro el debate acá en el foro: Más allá del típico "no deje nada a la vista", ¿qué mañas o estrategias usan ustedes para proteger su carro? ¿O ya esto es un caso perdido y la única solución es rezar o dejar el carro en la casa y pagar Uber? Los leo.