Maes, seamos honestos. Para la mayoría de nosotros, la relación con el café empieza y termina con la chorreada de la mañana. Pero detrás de esa taza que nos revive hay todo un mundo, y lo que está pasando en la Zona de los Santos es para quitarse el sombrero. Resulta que 130 cafetaleros de la zona decidieron que ya no están para cuentos y se metieron de lleno en una capacitación organizada por dos peces gordos del agro: el INA y el MAG. El objetivo no es poca cosa: revolucionar la forma en que producen, darle más valor a ese grano de oro que siembran y, de paso, generar más brete de calidad en la región. ¡Qué chiva arrancar el día con una noticia así!
Y es que la vara no es un cursito de fin de semana para pasar el rato. Esto es un congreso en toda regla, diseñado para afilarle el colmillo a la gente que de verdad se ensucia las manos. Hablamos de fortalecer las competencias técnicas, de entender el mercado y de no quedarse atrás en un mundo que cada día pide más. El evento, que se mandó en el Centro del INA en Abejonal de San Pablo de León Cortés, combinó conferencias con especialistas, demostraciones prácticas y hasta una gira de campo. Porque una cosa es que te cuenten cómo se hace y otra muy distinta es ir a ver la procesión en vivo y a todo color. Se trata de pasar de la teoría a la finca sin escalas.
Ahora, ojo a esto, que fue la parte que me pareció ¡qué carga! La capacitación no se quedó solo en el "cómo sembrar mejor la matita". ¡Para nada! Según explicó Mario Regidor, el encargado del Núcleo Agropecuario del INA, a los productores les llevaron resultados de investigaciones científicas de punta para que las apliquen directamente en sus fincas. O sea, estamos hablando de meterle ciencia y datos al asunto, de optimizar hasta el último detalle. Además, tocaron temas que a veces se dejan de lado pero que son cruciales: exportación y opciones de financiamiento. Esto ya no es solo agricultura, es visión de negocio. Es darle las herramientas completas para que la gente no solo produzca un café increíble, sino que sepa venderlo al mundo y hacer que el negocio sea rentable.
Lo más tuanis de todo este asunto es el efecto dominó que puede generar. Cuando 130 productores se ponen las pilas y empiezan a innovar, no solo mejoran sus propias fincas. Elevan el estándar de toda una región que es, por definición, la cuna de nuestro mejor café. El valor agregado es la palabra clave aquí. La gente del Núcleo de Industria Alimentaria llegó a mostrar cómo el café puede ser la base para un montón de otros productos, ampliando las oportunidades de negocio. Diay, mae, al final del día, esto se traduce en más seguridad económica para las familias, en empleos más estables y en un producto tico que compite con más fuerza allá afuera. La idea es que todo el ecosistema cafetalero de la zona quede a cachete.
En resumen, iniciativas así son las que de verdad marcan la diferencia. Es el Estado haciendo lo que tiene que hacer: dar herramientas, no regalarlas. Es el sector productor demostrando que tiene hambre de crecer y de hacer las cosas mejor. Esto va mucho más allá de una simple nota de prensa; es un vistazo a un futuro posible donde la tradición y la innovación se dan la mano para potenciar lo que nos hace únicos. Me deja con una sensación muy positiva. Y ahora les tiro la bola a ustedes, maes: más allá del café, ¿en qué otra área de la producción tica creen que falta meterle un empujón así de carga con capacitaciones y ciencia? ¿Dónde más nos estamos quedando dormidos?
Y es que la vara no es un cursito de fin de semana para pasar el rato. Esto es un congreso en toda regla, diseñado para afilarle el colmillo a la gente que de verdad se ensucia las manos. Hablamos de fortalecer las competencias técnicas, de entender el mercado y de no quedarse atrás en un mundo que cada día pide más. El evento, que se mandó en el Centro del INA en Abejonal de San Pablo de León Cortés, combinó conferencias con especialistas, demostraciones prácticas y hasta una gira de campo. Porque una cosa es que te cuenten cómo se hace y otra muy distinta es ir a ver la procesión en vivo y a todo color. Se trata de pasar de la teoría a la finca sin escalas.
Ahora, ojo a esto, que fue la parte que me pareció ¡qué carga! La capacitación no se quedó solo en el "cómo sembrar mejor la matita". ¡Para nada! Según explicó Mario Regidor, el encargado del Núcleo Agropecuario del INA, a los productores les llevaron resultados de investigaciones científicas de punta para que las apliquen directamente en sus fincas. O sea, estamos hablando de meterle ciencia y datos al asunto, de optimizar hasta el último detalle. Además, tocaron temas que a veces se dejan de lado pero que son cruciales: exportación y opciones de financiamiento. Esto ya no es solo agricultura, es visión de negocio. Es darle las herramientas completas para que la gente no solo produzca un café increíble, sino que sepa venderlo al mundo y hacer que el negocio sea rentable.
Lo más tuanis de todo este asunto es el efecto dominó que puede generar. Cuando 130 productores se ponen las pilas y empiezan a innovar, no solo mejoran sus propias fincas. Elevan el estándar de toda una región que es, por definición, la cuna de nuestro mejor café. El valor agregado es la palabra clave aquí. La gente del Núcleo de Industria Alimentaria llegó a mostrar cómo el café puede ser la base para un montón de otros productos, ampliando las oportunidades de negocio. Diay, mae, al final del día, esto se traduce en más seguridad económica para las familias, en empleos más estables y en un producto tico que compite con más fuerza allá afuera. La idea es que todo el ecosistema cafetalero de la zona quede a cachete.
En resumen, iniciativas así son las que de verdad marcan la diferencia. Es el Estado haciendo lo que tiene que hacer: dar herramientas, no regalarlas. Es el sector productor demostrando que tiene hambre de crecer y de hacer las cosas mejor. Esto va mucho más allá de una simple nota de prensa; es un vistazo a un futuro posible donde la tradición y la innovación se dan la mano para potenciar lo que nos hace únicos. Me deja con una sensación muy positiva. Y ahora les tiro la bola a ustedes, maes: más allá del café, ¿en qué otra área de la producción tica creen que falta meterle un empujón así de carga con capacitaciones y ciencia? ¿Dónde más nos estamos quedando dormidos?