Maes, diay, uno a veces piensa que el peor riesgo en el brete es que se le enfríe el café o que el jefe ande de malas, pero vieras que no. La madrugada de este sábado nos recordó de la forma más cruda que hay trabajos donde un día normal se puede convertir en una pesadilla en un segundo. La noticia es de esas que le dejan a uno un mal sabor de boca: un trabajador de un Pizza Hut en Llorente de Tibás está en el Hospital México, en condición crítica, después de que le explotara un horno industrial en la cara. ¡Qué sal más espantosa!
Según el reporte de la Cruz Roja, que como siempre llegaron volados a atender la emergencia, la vara pasó poquito después de la medianoche. Imagínense la escena: un sábado en la madrugada, seguro terminando el turno, cansado, y de un pronto a otro, ¡PUM! Un hombre de 40 años con quemaduras graves en la cara y el cuello. El informe es súper escueto, como suelen ser, pero uno se puede imaginar el despiche, el susto, el dolor. Lo que era el cierre de una jornada más se convirtió en una lucha por la vida. Honestamente, se me revuelve el estómago solo de pensarlo.
Aquí es donde la cosa se pone más densa y tenemos que ir más allá del titular. Porque esto no puede quedarse en un simple "accidente". Un horno industrial no explota así como así. Estos chunches están diseñados para aguantar y operar por horas de horas. Entonces, la pregunta del millón es: ¿qué falló? ¿Fue falta de mantenimiento por parte de la empresa? ¿Era un equipo demasiado viejo que ya había dado señales de alerta? ¿O el protocolo de seguridad se lo pasaron por donde no da el sol? No es por jugar de abogado del diablo, pero cuando un trabajador termina así de grave, es casi seguro que en algún punto de la cadena de mando alguien se jaló una torta con la seguridad.
Y lo que más me preocupa, maes, es que esto ya ni siquiera parece un caso aislado. Si hacen un poquito de memoria, la semana pasada tuvimos una historia casi calcada en San Rafael de Heredia. Otro horno, otra explosión, y ahí el desenlace fue todavía peor: un hombre falleció. En esa ocasión se habló de una "deflagración", un término técnico para decir que el gas se prendió de golpe y voló todo por los aires. Dos incidentes tan serios y tan seguidos en el mismo tipo de entorno laboral ya no suena a coincidencia, ¿verdad? Huele a que algo se está haciendo muy, pero muy mal en temas de seguridad laboral en cocinas industriales.
Al final, más allá de mandarle la mejor vibra al señor que está internado y desearle una pronta recuperación, esta vara nos tiene que dejar pensando. ¿Cuánta gente bretea en condiciones similares, rodeada de equipos a los que quizás no se les da el mantenimiento adecuado para ahorrar unos pesos? ¿Las inspecciones del Ministerio de Trabajo realmente sirven de algo o son puro papel? Me gustaría saber qué opinan ustedes, sobre todo si alguno ha trabajado en restaurantes o cocinas grandes. ¿Cómo es la movida con la seguridad? ¿Creen que esto es pura mala suerte o que las empresas se están durmiendo en los laureles con la seguridad de su gente?
Según el reporte de la Cruz Roja, que como siempre llegaron volados a atender la emergencia, la vara pasó poquito después de la medianoche. Imagínense la escena: un sábado en la madrugada, seguro terminando el turno, cansado, y de un pronto a otro, ¡PUM! Un hombre de 40 años con quemaduras graves en la cara y el cuello. El informe es súper escueto, como suelen ser, pero uno se puede imaginar el despiche, el susto, el dolor. Lo que era el cierre de una jornada más se convirtió en una lucha por la vida. Honestamente, se me revuelve el estómago solo de pensarlo.
Aquí es donde la cosa se pone más densa y tenemos que ir más allá del titular. Porque esto no puede quedarse en un simple "accidente". Un horno industrial no explota así como así. Estos chunches están diseñados para aguantar y operar por horas de horas. Entonces, la pregunta del millón es: ¿qué falló? ¿Fue falta de mantenimiento por parte de la empresa? ¿Era un equipo demasiado viejo que ya había dado señales de alerta? ¿O el protocolo de seguridad se lo pasaron por donde no da el sol? No es por jugar de abogado del diablo, pero cuando un trabajador termina así de grave, es casi seguro que en algún punto de la cadena de mando alguien se jaló una torta con la seguridad.
Y lo que más me preocupa, maes, es que esto ya ni siquiera parece un caso aislado. Si hacen un poquito de memoria, la semana pasada tuvimos una historia casi calcada en San Rafael de Heredia. Otro horno, otra explosión, y ahí el desenlace fue todavía peor: un hombre falleció. En esa ocasión se habló de una "deflagración", un término técnico para decir que el gas se prendió de golpe y voló todo por los aires. Dos incidentes tan serios y tan seguidos en el mismo tipo de entorno laboral ya no suena a coincidencia, ¿verdad? Huele a que algo se está haciendo muy, pero muy mal en temas de seguridad laboral en cocinas industriales.
Al final, más allá de mandarle la mejor vibra al señor que está internado y desearle una pronta recuperación, esta vara nos tiene que dejar pensando. ¿Cuánta gente bretea en condiciones similares, rodeada de equipos a los que quizás no se les da el mantenimiento adecuado para ahorrar unos pesos? ¿Las inspecciones del Ministerio de Trabajo realmente sirven de algo o son puro papel? Me gustaría saber qué opinan ustedes, sobre todo si alguno ha trabajado en restaurantes o cocinas grandes. ¿Cómo es la movida con la seguridad? ¿Creen que esto es pura mala suerte o que las empresas se están durmiendo en los laureles con la seguridad de su gente?