Mae, seamos honestos. Comprar o vender una choza es una de las varas más serias que uno hace en la vida. Es la plata de años de brete, los sueños de la familia, el futuro... todo metido en cuatro paredes. Y por eso mismo, da pavor pensar que la persona que te está asesorando sea un improvisado, el típico que ayer vendía ollas y hoy te quiere clavar un lote en una zona inundable. Por años, el mercado inmobiliario tico ha tenido un aire de 'Salvaje Oeste', donde cualquiera con buena labia se ponía el sombrero de "corredor". Pero parece que esa película se está acabando.
Diay, es que la cosa es seria. Resulta que la Cámara Costarricense de Corredores de Bienes Raíces (la famosa CCCBR) le está metiendo durísimo a la profesionalización del gremio. Acaban de graduar a un nuevo grupo de corredores que tuvieron que pasar sí o sí por su curso introductorio. Ya no es como antes. Ahora, si querés ser parte del club y tener el sello de la Cámara, tenés que sentarte a estudiar. Y la verdad, ¡qué nivel! Ya era hora. Estamos hablando de un sector que, agárrense, representa más del 11% del PIB del país y genera casi medio millón de empleos. No es cualquier chunche como para dejarlo en manos de cualquiera.
El presidente de la vara, un señor llamado Ramón Coll, lo dijo clarito: la misión es elevar los estándares de transparencia, ética y servicio. Traducido al tico: se busca que el mae que te ayude a encontrar casa no te vea la cara de signo de dólares, sino que de verdad sepa lo que está haciendo, que sea un profesional en toda regla. Este curso que ahora es obligatorio es el primer filtro para separar la paja del trigo. Es una forma de garantizar que el corredor entiende el teje y maneje del mercado, las leyes y, sobre todo, que tiene un código de ética que seguir. Se acabaron los tiempos del "yo creo" y el "a mí me parece".
Y la cosa no para ahí. La Cámara anunció que van a estrenar una nueva sede. ¡Qué chiva! Pero no es solo para cortar una cinta y salir en la foto. La idea es que este nuevo chante sea un centro de capacitación constante. O sea, no basta con graduarse, los corredores van a tener que seguir actualizándose. Esto es clave en un mercado que cambia más rápido que el clima en San José. Tener un lugar para hacer networking, aprender nuevas tendencias y mantenerse al día le sube el nivel a todo el gremio. Al final del día, los que ganamos somos nosotros, los clientes, que tendremos más seguridad a la hora de hacer la inversión de nuestra vida.
En resumen, lo que parece una noticia aburrida de una graduación es en realidad una señal de madurez para el mercado inmobiliario de Costa Rica. Es un paso firme para dejar atrás la informalidad y construir un sector más sólido, transparente y confiable. Uno donde el profesionalismo sea la norma y no la excepción. Si todo sale como planean, pronto podríamos tener un mercado funcionando a cachete, con reglas claras y gente capacitada. Esto debería darnos más confianza a todos, desde el que compra su primer aparta hasta el inversionista grande.
Y ustedes, maes, ¿han tenido alguna experiencia (buena o mala) con corredores de bienes raíces en el país? ¿Creen que esta profesionalización de verdad va a cambiar el panorama o es pura bulla? ¡Cuenten todo en los comentarios!
Diay, es que la cosa es seria. Resulta que la Cámara Costarricense de Corredores de Bienes Raíces (la famosa CCCBR) le está metiendo durísimo a la profesionalización del gremio. Acaban de graduar a un nuevo grupo de corredores que tuvieron que pasar sí o sí por su curso introductorio. Ya no es como antes. Ahora, si querés ser parte del club y tener el sello de la Cámara, tenés que sentarte a estudiar. Y la verdad, ¡qué nivel! Ya era hora. Estamos hablando de un sector que, agárrense, representa más del 11% del PIB del país y genera casi medio millón de empleos. No es cualquier chunche como para dejarlo en manos de cualquiera.
El presidente de la vara, un señor llamado Ramón Coll, lo dijo clarito: la misión es elevar los estándares de transparencia, ética y servicio. Traducido al tico: se busca que el mae que te ayude a encontrar casa no te vea la cara de signo de dólares, sino que de verdad sepa lo que está haciendo, que sea un profesional en toda regla. Este curso que ahora es obligatorio es el primer filtro para separar la paja del trigo. Es una forma de garantizar que el corredor entiende el teje y maneje del mercado, las leyes y, sobre todo, que tiene un código de ética que seguir. Se acabaron los tiempos del "yo creo" y el "a mí me parece".
Y la cosa no para ahí. La Cámara anunció que van a estrenar una nueva sede. ¡Qué chiva! Pero no es solo para cortar una cinta y salir en la foto. La idea es que este nuevo chante sea un centro de capacitación constante. O sea, no basta con graduarse, los corredores van a tener que seguir actualizándose. Esto es clave en un mercado que cambia más rápido que el clima en San José. Tener un lugar para hacer networking, aprender nuevas tendencias y mantenerse al día le sube el nivel a todo el gremio. Al final del día, los que ganamos somos nosotros, los clientes, que tendremos más seguridad a la hora de hacer la inversión de nuestra vida.
En resumen, lo que parece una noticia aburrida de una graduación es en realidad una señal de madurez para el mercado inmobiliario de Costa Rica. Es un paso firme para dejar atrás la informalidad y construir un sector más sólido, transparente y confiable. Uno donde el profesionalismo sea la norma y no la excepción. Si todo sale como planean, pronto podríamos tener un mercado funcionando a cachete, con reglas claras y gente capacitada. Esto debería darnos más confianza a todos, desde el que compra su primer aparta hasta el inversionista grande.
Y ustedes, maes, ¿han tenido alguna experiencia (buena o mala) con corredores de bienes raíces en el país? ¿Creen que esta profesionalización de verdad va a cambiar el panorama o es pura bulla? ¡Cuenten todo en los comentarios!