Maes, paren todo un toque y pónganle atención a esta vara. Uno a veces cree que ya lo ha visto todo en este país, pero siempre hay algo que nos recuerda que el nivel de surrealismo tico no tiene techo. Resulta que el OIJ tuvo que ir hasta Gringolandia, a una encerrona con la DEA, para básicamente decirles en la cara lo que ya es un secreto a voces: el poquito fentanilo que está matando gente aquí no viene de un cartel de Sinaloa, sino que se lo están robando, gota a gota, de nuestros propios hospitales. Así como lo leen. De la mismísima Caja Costarricense de Seguro Social. ¡Qué despiche más monumental!
Lo más increíble de todo es cómo está pasando. Según Michael Soto, el mero mero del OIJ, no es que un comando armado revienta una farmacia de hospital y se lleva un cargamento. ¡Ojalá fuera tan de película! La realidad es mucho más criolla y, si me preguntan, hasta más preocupante. La vara es un "robo hormiga". Alguien, en algún hospital, se guarda una ampolleta aquí, otra allá... y como es un chunche que se usa para pacientes con dolores crónicos, "no se nota mucho". Diay, ¿me están diciendo que la seguridad de un opioide 100 veces más potente que la morfina en los hospitales públicos es tan porosa que un faltante simplemente "no se nota"? La Caja se está jalando una torta histórica con sus controles, y el silencio que guardan sobre el tema es ensordecedor. Ya les preguntaron cuántos casos, quiénes, dónde... y la respuesta es un eco en el vacío.
Mientras aquí jugamos de que no pasa nada, el OIJ anda en reuniones de alto calibre porque la DEA está con el pelo parado. Ven lo que pasa en México y Estados Unidos con laboratorios industriales y precursores químicos, y saben que es cuestión de tiempo para que esa bronca nos explote en la cara. El mismo Soto lo dijo clarito: "esto va a llegar a Costa Rica". No es una posibilidad, es una certeza. Y mientras ellos se preparan para una guerra contra narcolaboratorios, nosotros ni siquiera podemos evitar que se roben las medicinas de la farmacia del hospital. Si con este descontrol de ampolletas ya tenemos seis muertes confirmadas y casi treinta casos en análisis forense, ¿se imaginan cuando esa otra crisis llegue? Todo el brete de contención se puede ir al traste en un parpadeo.
Y es que esto ya no es un número en un reporte, maes. Ya hay gente muriendo. El OIJ tiene al menos un caso documentado en el Pacífico Central de un vendedor que mezclaba el fentanilo de la Caja con crack y cocaína para hacerlas más adictivas. Le están metiendo veneno a la gente para engancharla más rápido, y la materia prima la estamos pagando todos con nuestros impuestos. Es una cadena de irresponsabilidad que termina con un cuerpo en la morgue. Y para rematar el cuadro, cuando un periodista intenta obtener la versión de la PCD, que también estuvo en la reunión con la DEA, el Ministerio de Seguridad simplemente les niega la entrevista sin dar una sola justificación. ¡Qué sal! La transparencia se fue de vacaciones, parece.
Así que el panorama está así: tenemos una fuga de uno de los narcóticos más peligrosos del mundo desde el corazón de nuestro sistema de salud, las alarmas internacionales están sonando a todo volumen, ya hay muertos en la mesa y el aparato estatal parece estar más preocupado por guardar las apariencias que por darnos respuestas. La verdad, la situación es para sentarse a llorar o a reírse por no ponerse histérico. Pero bueno, aquí estamos. Ahora les pregunto a ustedes, la gente pensante de este foro: ¿Qué creen que pesa más aquí, la pura incompetencia de la Caja o un chorizo bien montado que salpica a varios? Y más allá de eso, ¿de verdad estamos listos para el tsunami de fentanilo que la misma policía nos está anunciando?
Lo más increíble de todo es cómo está pasando. Según Michael Soto, el mero mero del OIJ, no es que un comando armado revienta una farmacia de hospital y se lleva un cargamento. ¡Ojalá fuera tan de película! La realidad es mucho más criolla y, si me preguntan, hasta más preocupante. La vara es un "robo hormiga". Alguien, en algún hospital, se guarda una ampolleta aquí, otra allá... y como es un chunche que se usa para pacientes con dolores crónicos, "no se nota mucho". Diay, ¿me están diciendo que la seguridad de un opioide 100 veces más potente que la morfina en los hospitales públicos es tan porosa que un faltante simplemente "no se nota"? La Caja se está jalando una torta histórica con sus controles, y el silencio que guardan sobre el tema es ensordecedor. Ya les preguntaron cuántos casos, quiénes, dónde... y la respuesta es un eco en el vacío.
Mientras aquí jugamos de que no pasa nada, el OIJ anda en reuniones de alto calibre porque la DEA está con el pelo parado. Ven lo que pasa en México y Estados Unidos con laboratorios industriales y precursores químicos, y saben que es cuestión de tiempo para que esa bronca nos explote en la cara. El mismo Soto lo dijo clarito: "esto va a llegar a Costa Rica". No es una posibilidad, es una certeza. Y mientras ellos se preparan para una guerra contra narcolaboratorios, nosotros ni siquiera podemos evitar que se roben las medicinas de la farmacia del hospital. Si con este descontrol de ampolletas ya tenemos seis muertes confirmadas y casi treinta casos en análisis forense, ¿se imaginan cuando esa otra crisis llegue? Todo el brete de contención se puede ir al traste en un parpadeo.
Y es que esto ya no es un número en un reporte, maes. Ya hay gente muriendo. El OIJ tiene al menos un caso documentado en el Pacífico Central de un vendedor que mezclaba el fentanilo de la Caja con crack y cocaína para hacerlas más adictivas. Le están metiendo veneno a la gente para engancharla más rápido, y la materia prima la estamos pagando todos con nuestros impuestos. Es una cadena de irresponsabilidad que termina con un cuerpo en la morgue. Y para rematar el cuadro, cuando un periodista intenta obtener la versión de la PCD, que también estuvo en la reunión con la DEA, el Ministerio de Seguridad simplemente les niega la entrevista sin dar una sola justificación. ¡Qué sal! La transparencia se fue de vacaciones, parece.
Así que el panorama está así: tenemos una fuga de uno de los narcóticos más peligrosos del mundo desde el corazón de nuestro sistema de salud, las alarmas internacionales están sonando a todo volumen, ya hay muertos en la mesa y el aparato estatal parece estar más preocupado por guardar las apariencias que por darnos respuestas. La verdad, la situación es para sentarse a llorar o a reírse por no ponerse histérico. Pero bueno, aquí estamos. Ahora les pregunto a ustedes, la gente pensante de este foro: ¿Qué creen que pesa más aquí, la pura incompetencia de la Caja o un chorizo bien montado que salpica a varios? Y más allá de eso, ¿de verdad estamos listos para el tsunami de fentanilo que la misma policía nos está anunciando?