Maes, seamos honestos. Hablar de política en estos días da una pereza existencial, pero hay varas que simplemente no se pueden ignorar. El país está hecho un despiche con el tema de la seguridad. Ya vamos para más de 900 homicidios este año y la cuenta sigue subiendo. La sensación en la calle es fea, la gente anda con miedo y con toda la razón del mundo. Parece que la guerra narco se nos salió de las manos y el gobierno de turno, diay, no le está llegando.
Y en medio de este caos, como un guion de película, sale Jose Aguilar, el candidato del partido Avanza, y se jala una movida de ajedrez cantadísima, pero que hay que analizar: nombró a Marcela Ortiz como su candidata a vicepresidenta. Para los que no la ubican, la doña no es ninguna pintada en la pared. El currículum de Ortiz es, para qué mentir, impresionante. La mae fue subdirectora del ICD, breteó para la ONU como especialista en drogas, fue asesora... vamos, que si hay alguien que ha estado metido hasta el cuello en el análisis de este desmadre, es ella. En papel, es un carga en la materia.
La jugada de Aguilar es obvia y, desde un punto de vista estratégico, inteligente. Sabe que la seguridad no es *un* tema, es *EL* tema. Es la herida abierta por la que se está desangrando el país. Entonces, en lugar de venir con el mismo discurso de siempre, pone al frente a una técnica, a una supuesta experta que se encargaría de liderar la estrategia nacional. Es un mensaje claro: "Yo no vengo a improvisar, traigo a la que sabe". Con esto, busca calmar a un electorado que está harto de promesas y quiere ver un plan, un chunche tangible que les devuelva la paz.
Pero claro, del dicho al hecho... El partido Avanza soltó de una vez sus "ejes de acción", que suenan a la lista de deseos de cualquier tico. Hablan de "recuperación inmediata del Estado", o sea, limpiar las instituciones infiltradas. Proponen declarar emergencia nacional para mover harina y recursos a seguridad. Quieren "blindar" el presupuesto, hacer reformas judiciales para que no sigan soltando cacos por la puerta de atrás y hasta meterle mano a una reforma del Estado para ser más eficientes. La lista sigue y, como siempre en campaña, suena tuanis. El problema es que ya hemos escuchado estas varas antes.
Aquí es donde entra el cinismo aprendido. ¿Es esta una propuesta seria o el empaque bonito de un producto electoral? Poner a una experta como Ortiz es un movimiento que da credibilidad, pero ella sola no puede hacer magia. Necesita respaldo político real, presupuesto que no se quede en el papel y un sistema judicial y policial que jale parejo. La pregunta del millón es si el partido Avanza y el mismo Aguilar están dispuestos a casarse con esa bronca, que implica pelearse con medio mundo y tomar decisiones que a muchos no les van a gustar.
Diay, maes, ahora les paso la bola a ustedes. ¿Ustedes se compran esta vara? ¿Creen que Marcela Ortiz es de verdad la solución técnica que estábamos esperando o es puro marketing político para surfear la ola de violencia y ganar votos? ¿Le vemos futuro a este combo o es más de lo mismo mientras el país se nos sigue yendo al traste? ¡Los leo!
Y en medio de este caos, como un guion de película, sale Jose Aguilar, el candidato del partido Avanza, y se jala una movida de ajedrez cantadísima, pero que hay que analizar: nombró a Marcela Ortiz como su candidata a vicepresidenta. Para los que no la ubican, la doña no es ninguna pintada en la pared. El currículum de Ortiz es, para qué mentir, impresionante. La mae fue subdirectora del ICD, breteó para la ONU como especialista en drogas, fue asesora... vamos, que si hay alguien que ha estado metido hasta el cuello en el análisis de este desmadre, es ella. En papel, es un carga en la materia.
La jugada de Aguilar es obvia y, desde un punto de vista estratégico, inteligente. Sabe que la seguridad no es *un* tema, es *EL* tema. Es la herida abierta por la que se está desangrando el país. Entonces, en lugar de venir con el mismo discurso de siempre, pone al frente a una técnica, a una supuesta experta que se encargaría de liderar la estrategia nacional. Es un mensaje claro: "Yo no vengo a improvisar, traigo a la que sabe". Con esto, busca calmar a un electorado que está harto de promesas y quiere ver un plan, un chunche tangible que les devuelva la paz.
Pero claro, del dicho al hecho... El partido Avanza soltó de una vez sus "ejes de acción", que suenan a la lista de deseos de cualquier tico. Hablan de "recuperación inmediata del Estado", o sea, limpiar las instituciones infiltradas. Proponen declarar emergencia nacional para mover harina y recursos a seguridad. Quieren "blindar" el presupuesto, hacer reformas judiciales para que no sigan soltando cacos por la puerta de atrás y hasta meterle mano a una reforma del Estado para ser más eficientes. La lista sigue y, como siempre en campaña, suena tuanis. El problema es que ya hemos escuchado estas varas antes.
Aquí es donde entra el cinismo aprendido. ¿Es esta una propuesta seria o el empaque bonito de un producto electoral? Poner a una experta como Ortiz es un movimiento que da credibilidad, pero ella sola no puede hacer magia. Necesita respaldo político real, presupuesto que no se quede en el papel y un sistema judicial y policial que jale parejo. La pregunta del millón es si el partido Avanza y el mismo Aguilar están dispuestos a casarse con esa bronca, que implica pelearse con medio mundo y tomar decisiones que a muchos no les van a gustar.
Diay, maes, ahora les paso la bola a ustedes. ¿Ustedes se compran esta vara? ¿Creen que Marcela Ortiz es de verdad la solución técnica que estábamos esperando o es puro marketing político para surfear la ola de violencia y ganar votos? ¿Le vemos futuro a este combo o es más de lo mismo mientras el país se nos sigue yendo al traste? ¡Los leo!