Diay maes, para que vean cómo es la política tica. Si ustedes pensaban que el Partido Unidad Social Cristiana ya tenía suficientes broncas internas, agárrense, porque la vara se acaba de poner color de hormiga. ¿Se acuerdan que el domingo pasado Juan Carlos Hidalgo, en un acto todo solemne, hizo a sus candidatos a diputado firmar un papelito de “compromiso ético” para renunciar si los investigaban? Bueno, parece que la tinta ni se había secado cuando le estalló la bomba en la cara. Resulta que su ficha clave, el primer lugar por Alajuela, Jorge Arturo Campos, ya no es solo un “investigado”, ahora es un “imputado” con todas las letras en el famoso Caso Richter. ¡Qué torta más monumental!
Para los que no andan tan metidos en el chisme, ser “imputado” es el siguiente nivel. Ya no es que la Fiscalía está viendo a ver qué, es que oficialmente te consideran sospechoso de haber cometido un delito y te meten de cabeza en el expediente. Campos ahora comparte el mismo estatus legal que el diputado Leslye Bojorges, a quien el propio Hidalgo le pidió la cabeza hace unos meses por, ¡adivinen qué!, exactamente el mismo caso. La ironía es de un nivel que ni Chespirito se la hubiera imaginado. Hidalgo, que se las tiraba de paladín de la ética pidiendo la expulsión de Bojorges, ahora tiene a su propio candidato estrella en el mismo enredo de presunto cohecho y tráfico de influencias. ¡Qué sal, mae!
Y aquí es donde el asunto se pone bueno, casi como una novela de las de la tarde. Hidalgo ahora está entre la espada y la pared. Por un lado, tiene que mantener esa imagen de rectitud que intentó proyectar. Por otro, si le pide la renuncia a Campos, estaría básicamente admitiendo que se jaló una torta gigante al elegirlo o que no hizo la tarea de investigar bien a su gente. Y no olvidemos que Bojorges, ni lento ni perezoso, ya lo había acusado de tener “motivaciones personales” y lo tildó de “traidor”. Ahora Bojorges debe estar muerto de la risa viendo el churuco en el que se metió Hidalgo. La pregunta del millón es: ¿aplicará la misma vara con Campos o se hará el mae y dirá que “hay que esperar”? Su única respuesta, por ahora, fue el clásico “vamos a pedir información para valorar”, que en tico político significa “déjenme ver cómo salgo de este despiche”.
Pero, ¿de qué va toda esta vara del Caso Richter y por qué Campos está tan embarrado? Según el expediente judicial, Campos no era un jugador de banca. Aparentemente, era el mae que movía los hilos, el enlace directo entre Bojorges y otros personajes en una supuesta red de favores y pagos. La Fiscalía dice que hay “indicadores claros de ilegalidad” en cómo operaba. Para echarle más leña al fuego, lo vinculan con un empresario autobusero de apellido Herrera, quien a su vez está siendo investigado por lavado de dinero en otro caso llamado “Madre Patria”. O sea, no estamos hablando de un pez pequeño. Las llamadas interceptadas muestran una relación muy cercana y coordinación política. Es un enredo de nombres, casos y favores que deja muy mal parado a cualquiera que aparezca en la foto.
Al final del día, este es un golpe durísimo para las aspiraciones de Hidalgo y para un PUSC que lleva años intentando sacudirse la fama de corrupción. En lugar de arrancar la campaña hablando de propuestas, ahora van a pasar semanas dando explicaciones sobre este enredo. El compromiso ético que firmaron el domingo pasó de ser un golpe de efecto a una broma de mal gusto en menos de 72 horas. La credibilidad de Hidalgo está en juego y cada movimiento que haga será analizado con lupa. La procesión va por dentro en la casa socialcristiana, y este brete apenas comienza. Ahora les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Creen que Hidalgo debería exigirle la renuncia a Campos de inmediato para ser coherente, o debería aguantar para no debilitar al partido en Alajuela? ¿Qué harían ustedes en un enredo así?
Para los que no andan tan metidos en el chisme, ser “imputado” es el siguiente nivel. Ya no es que la Fiscalía está viendo a ver qué, es que oficialmente te consideran sospechoso de haber cometido un delito y te meten de cabeza en el expediente. Campos ahora comparte el mismo estatus legal que el diputado Leslye Bojorges, a quien el propio Hidalgo le pidió la cabeza hace unos meses por, ¡adivinen qué!, exactamente el mismo caso. La ironía es de un nivel que ni Chespirito se la hubiera imaginado. Hidalgo, que se las tiraba de paladín de la ética pidiendo la expulsión de Bojorges, ahora tiene a su propio candidato estrella en el mismo enredo de presunto cohecho y tráfico de influencias. ¡Qué sal, mae!
Y aquí es donde el asunto se pone bueno, casi como una novela de las de la tarde. Hidalgo ahora está entre la espada y la pared. Por un lado, tiene que mantener esa imagen de rectitud que intentó proyectar. Por otro, si le pide la renuncia a Campos, estaría básicamente admitiendo que se jaló una torta gigante al elegirlo o que no hizo la tarea de investigar bien a su gente. Y no olvidemos que Bojorges, ni lento ni perezoso, ya lo había acusado de tener “motivaciones personales” y lo tildó de “traidor”. Ahora Bojorges debe estar muerto de la risa viendo el churuco en el que se metió Hidalgo. La pregunta del millón es: ¿aplicará la misma vara con Campos o se hará el mae y dirá que “hay que esperar”? Su única respuesta, por ahora, fue el clásico “vamos a pedir información para valorar”, que en tico político significa “déjenme ver cómo salgo de este despiche”.
Pero, ¿de qué va toda esta vara del Caso Richter y por qué Campos está tan embarrado? Según el expediente judicial, Campos no era un jugador de banca. Aparentemente, era el mae que movía los hilos, el enlace directo entre Bojorges y otros personajes en una supuesta red de favores y pagos. La Fiscalía dice que hay “indicadores claros de ilegalidad” en cómo operaba. Para echarle más leña al fuego, lo vinculan con un empresario autobusero de apellido Herrera, quien a su vez está siendo investigado por lavado de dinero en otro caso llamado “Madre Patria”. O sea, no estamos hablando de un pez pequeño. Las llamadas interceptadas muestran una relación muy cercana y coordinación política. Es un enredo de nombres, casos y favores que deja muy mal parado a cualquiera que aparezca en la foto.
Al final del día, este es un golpe durísimo para las aspiraciones de Hidalgo y para un PUSC que lleva años intentando sacudirse la fama de corrupción. En lugar de arrancar la campaña hablando de propuestas, ahora van a pasar semanas dando explicaciones sobre este enredo. El compromiso ético que firmaron el domingo pasó de ser un golpe de efecto a una broma de mal gusto en menos de 72 horas. La credibilidad de Hidalgo está en juego y cada movimiento que haga será analizado con lupa. La procesión va por dentro en la casa socialcristiana, y este brete apenas comienza. Ahora les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Creen que Hidalgo debería exigirle la renuncia a Campos de inmediato para ser coherente, o debería aguantar para no debilitar al partido en Alajuela? ¿Qué harían ustedes en un enredo así?
