Maes, seamos brutalmente honestos por un segundo. La vara del patriotismo a veces se siente como una tarea, como algo que nos toca por obligación cada setiembre. Nos acordamos de los desfiles de la escuela, del himno a las 7 a.m. que a veces nos agarraba en media presa y, si acaso, de poner una banderita de plástico en el carro. Es un patriotismo de manual, casi por inercia. Y de pronto, pasa algo que le resetea a uno el chip. Algo tan simple y a la vez tan potente como ver un chuzo de bandera, una señora bandera, subir lentamente hacia el cielo. Justo eso pasó en Vásquez de Coronado para arrancar el mes de la Patria, y la verdad, hay que hablar de eso.
La noticia, en papel, suena hasta predecible: el Cuerpo de Bomberos y la Fuerza Pública izaron la bandera. Ok, ¿y? Pero aquí es donde los detalles importan. No estamos hablando de cualquier bandera ni de un acto protocolario más. Estamos hablando de un evento donde dos de las instituciones más respetadas del país, esos maes que vemos corriendo a apagar un incendio o atendiendo un despiche en carretera, se toman el tiempo para hacer algo puramente simbólico. ¡Qué nivel de coordinación y de mensaje! Ver a los Bomberos, con su disciplina legendaria, y a la Guardia de Honor, impecables como siempre, en ese brete conjunto de levantar nuestros colores en el parque de San Isidro, le da un peso completamente diferente a la vara.
Y es que, diay, en un país donde a veces parece que el deporte nacional es tirarnos tierra los unos a los otros en redes sociales, donde cada noticia parece ser sobre presas, corrupción o el costo de la vida, estas pausas son un respiro. Un recordatorio visual, gigante e innegable, de que hay algo más que nos une. Ver esa bandera subir no es solo ver un pedazo de tela; es un momento en el que, por un instante, se silencian las quejas y recordamos que, con todos nuestros problemas, este pedacito de tierra es nuestro. Es un recordatorio de que la Patria no es el gobierno de turno ni los problemas del día a día, sino la gente, la comunidad y esos símbolos que nos representan a todos. Quedó a cachete, sinceramente.
Lo más tuanis de todo es que no fue un evento centralizado en La Sabana o frente a un edificio de gobierno. Fue en Coronado. Esto lo hace más genuino, más de la gente. Demuestra que el orgullo patrio no es exclusivo de los actos oficiales en San José, sino que vive en cada cantón. La Municipalidad de Vásquez de Coronado se apuntó un éxito al facilitar y documentar esto, porque le está dando a su gente un motivo de orgullo local que se conecta directamente con el nacional. Es un recordatorio de que el país se construye desde las comunidades, desde el esfuerzo de la gente que se levanta todos los días a pulsearla.
Al final del día, la vara es esa. El patriotismo real, el que se siente y no el que se impone, probablemente se construye más con estos pequeños grandes gestos que con mil discursos. Se construye viendo a los héroes de todos los días, como los bomberos y los policías, honrando un símbolo que es de todos. Se construye con ese escalofrío que, aunque no queramos admitirlo, a muchos se nos pasa por la espalda al ver la tricolor ondear así de imponente. Por eso, más allá de este evento en Coronado, les tiro la pregunta al foro: ¿cuál es ese "chunche", lugar o momento que a ustedes les mueve el piso y les recuerda, sin tanto enredo, por qué se sienten orgullosos de ser de aquí?
La noticia, en papel, suena hasta predecible: el Cuerpo de Bomberos y la Fuerza Pública izaron la bandera. Ok, ¿y? Pero aquí es donde los detalles importan. No estamos hablando de cualquier bandera ni de un acto protocolario más. Estamos hablando de un evento donde dos de las instituciones más respetadas del país, esos maes que vemos corriendo a apagar un incendio o atendiendo un despiche en carretera, se toman el tiempo para hacer algo puramente simbólico. ¡Qué nivel de coordinación y de mensaje! Ver a los Bomberos, con su disciplina legendaria, y a la Guardia de Honor, impecables como siempre, en ese brete conjunto de levantar nuestros colores en el parque de San Isidro, le da un peso completamente diferente a la vara.
Y es que, diay, en un país donde a veces parece que el deporte nacional es tirarnos tierra los unos a los otros en redes sociales, donde cada noticia parece ser sobre presas, corrupción o el costo de la vida, estas pausas son un respiro. Un recordatorio visual, gigante e innegable, de que hay algo más que nos une. Ver esa bandera subir no es solo ver un pedazo de tela; es un momento en el que, por un instante, se silencian las quejas y recordamos que, con todos nuestros problemas, este pedacito de tierra es nuestro. Es un recordatorio de que la Patria no es el gobierno de turno ni los problemas del día a día, sino la gente, la comunidad y esos símbolos que nos representan a todos. Quedó a cachete, sinceramente.
Lo más tuanis de todo es que no fue un evento centralizado en La Sabana o frente a un edificio de gobierno. Fue en Coronado. Esto lo hace más genuino, más de la gente. Demuestra que el orgullo patrio no es exclusivo de los actos oficiales en San José, sino que vive en cada cantón. La Municipalidad de Vásquez de Coronado se apuntó un éxito al facilitar y documentar esto, porque le está dando a su gente un motivo de orgullo local que se conecta directamente con el nacional. Es un recordatorio de que el país se construye desde las comunidades, desde el esfuerzo de la gente que se levanta todos los días a pulsearla.
Al final del día, la vara es esa. El patriotismo real, el que se siente y no el que se impone, probablemente se construye más con estos pequeños grandes gestos que con mil discursos. Se construye viendo a los héroes de todos los días, como los bomberos y los policías, honrando un símbolo que es de todos. Se construye con ese escalofrío que, aunque no queramos admitirlo, a muchos se nos pasa por la espalda al ver la tricolor ondear así de imponente. Por eso, más allá de este evento en Coronado, les tiro la pregunta al foro: ¿cuál es ese "chunche", lugar o momento que a ustedes les mueve el piso y les recuerda, sin tanto enredo, por qué se sienten orgullosos de ser de aquí?