Maes, agarren silla porque esta novela parece que no va a tener final pronto. ¿Se acuerdan del famoso caso "Reaseguros" contra el expresidente Miguel Ángel Rodríguez? Diay, la vara es que el juicio, que apenas había logrado arrancar, se volvió a suspender. Así como lo leen. Es el segundo frenazo en seco en menos de quince días, y uno ya no sabe si reír o llorar. ¡Qué despiche! A este paso, vamos a terminar contándoles esta historia a nuestros nietos como si fuera una leyenda urbana, el cuento del juicio que nunca terminaba.
El asunto es que el Tribunal Penal de Goicoechea, que lleva el caso, le puso pausa al brete hasta el 9 de setiembre. La justificación, según dicen, es que los jueces tienen que resolver otros “incidentes procesales” y, además, atender juicios de gente que está en prisión preventiva, los cuales lógicamente tienen prioridad. Uno entiende la lógica, claro, pero mae... ¡estamos hablando de un caso que lleva 24 años dando vueltas! Veinticuatro. Hay gente que nació, creció, se graduó de la U y ya está pagando impuestos en el tiempo que este proceso lleva en el limbo judicial. Parece que este caso está más salado que un ceviche de Puntarenas.
Para los que no están al tanto o ya se les hizo un enredo con tanto tiempo, refresquemos la memoria. Este chunche legal investiga un supuesto chanchullo millonario. Se habla de presuntos pagos por más de $2.1 millones de la reaseguradora inglesa PWS a varios funcionarios ticos para que les dieran la manita con unos contratos del INS, allá por el 2001. La cosa se pone más interesante porque también se mencionan posibles comisiones de otras empresas y, la cereza del pastel, el supuesto pago de una tarjeta de crédito del expresidente Rodríguez por más de 47 mil dólares con plata de una de esas compañías. Es un enredo de millones, nombres y acusaciones que, con cada suspensión, se siente más lejano y empolvado.
Lo que de verdad agüeva de todo esto no es solo el atraso en sí, sino lo que representa. Es un reflejo de esa justicia lenta y a veces frustrante con la que nos toca lidiar. Cuando un caso de tan alto perfil, que involucra a una figura como un expresidente, se arrastra por casi un cuarto de siglo, el mensaje que queda en el aire es preocupante. Se siente como si la justicia para los de cuello blanco tuviera un ritmo diferente, uno mucho más pausado y lleno de obstáculos. Mientras tanto, la confianza de la gente en el sistema judicial se va al traste, poquito a poco, con cada nueva suspensión y cada titular que nos recuerda que esta historia sigue sin un punto final.
Al final del día, uno se queda con un sin sabor tremendo. El caso "Reaseguros" ya no es solo un expediente judicial; se ha convertido en un monumento a la paciencia del tico y en un símbolo de lo complicado que es llegar al fondo de las varas de corrupción en este país. Mientras el calendario sigue avanzando, los recuerdos se desvanecen y los protagonistas envejecen, la pregunta del millón sigue en el aire, más vigente que nunca después de este nuevo parón. Y por eso les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Creen que realmente algún día veremos una sentencia definitiva en este caso, o está destinado a morir de viejo en los pasillos de los tribunales?
El asunto es que el Tribunal Penal de Goicoechea, que lleva el caso, le puso pausa al brete hasta el 9 de setiembre. La justificación, según dicen, es que los jueces tienen que resolver otros “incidentes procesales” y, además, atender juicios de gente que está en prisión preventiva, los cuales lógicamente tienen prioridad. Uno entiende la lógica, claro, pero mae... ¡estamos hablando de un caso que lleva 24 años dando vueltas! Veinticuatro. Hay gente que nació, creció, se graduó de la U y ya está pagando impuestos en el tiempo que este proceso lleva en el limbo judicial. Parece que este caso está más salado que un ceviche de Puntarenas.
Para los que no están al tanto o ya se les hizo un enredo con tanto tiempo, refresquemos la memoria. Este chunche legal investiga un supuesto chanchullo millonario. Se habla de presuntos pagos por más de $2.1 millones de la reaseguradora inglesa PWS a varios funcionarios ticos para que les dieran la manita con unos contratos del INS, allá por el 2001. La cosa se pone más interesante porque también se mencionan posibles comisiones de otras empresas y, la cereza del pastel, el supuesto pago de una tarjeta de crédito del expresidente Rodríguez por más de 47 mil dólares con plata de una de esas compañías. Es un enredo de millones, nombres y acusaciones que, con cada suspensión, se siente más lejano y empolvado.
Lo que de verdad agüeva de todo esto no es solo el atraso en sí, sino lo que representa. Es un reflejo de esa justicia lenta y a veces frustrante con la que nos toca lidiar. Cuando un caso de tan alto perfil, que involucra a una figura como un expresidente, se arrastra por casi un cuarto de siglo, el mensaje que queda en el aire es preocupante. Se siente como si la justicia para los de cuello blanco tuviera un ritmo diferente, uno mucho más pausado y lleno de obstáculos. Mientras tanto, la confianza de la gente en el sistema judicial se va al traste, poquito a poco, con cada nueva suspensión y cada titular que nos recuerda que esta historia sigue sin un punto final.
Al final del día, uno se queda con un sin sabor tremendo. El caso "Reaseguros" ya no es solo un expediente judicial; se ha convertido en un monumento a la paciencia del tico y en un símbolo de lo complicado que es llegar al fondo de las varas de corrupción en este país. Mientras el calendario sigue avanzando, los recuerdos se desvanecen y los protagonistas envejecen, la pregunta del millón sigue en el aire, más vigente que nunca después de este nuevo parón. Y por eso les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Creen que realmente algún día veremos una sentencia definitiva en este caso, o está destinado a morir de viejo en los pasillos de los tribunales?
