Diay maes, para que vean que no todo es el GAM. A veces, en las zonas que parecen más tranquilas es donde se está cocinando la vara más densa. Esta vez le tocó a Corredores, allá en la pura Zona Sur, ser el escenario de una movida que parece sacada de una serie. La Fuerza Pública se apuntó un golaso, pero uno de esos de media cancha, al desmantelar una operación que tenía de todo: droga para tirar para arriba, armas de guerra y una mezcla de ticos y panameños que seguro no estaban planeando una carne asada.
La historia es así: aparentemente, a los oficiales les llegó el pitazo de que algo raro se movía en La Cuesta. Ustedes saben, esos “movimientos sospechosos” que nunca son un vecino aprendiendo a bailar salsa. Con esa información, planearon un operativo que, hay que decirlo, les salió a cachete. No fue que llegaron a tocar la puerta, no señor. ¡Les cayeron a tres chozas al mismo tiempo! Una coordinación de ese nivel demuestra que cuando se quiere, se puede hacer un brete fino. ¡Qué carga la Fuerza Pública en esta jugada! Lograron neutralizar el asunto sin que a nadie se le soltara un tornillo, que con el arsenal que encontraron, la historia pudo haber sido otra muy distinta.
Y aquí es donde la vara se pone como de película. En las casas no estaban jugando monopolio. Cayeron cuatro personajes: dos ticos, de apellidos González y Robinson, y dos panameños, Trejos y Arias. Pero ojo al dato con el mae Arias, porque no era ningún novato en el negocio. El tipo tenía, agárrense, tres órdenes de captura activas en Panamá. O sea, el mae andaba huyendo de la ley en su país y vino a montar el negocio aquí, pensando que la Zona Sur era tierra de nadie. ¡Qué torta se jaló! Pensar que podía pasar bajo el radar con semejante currículum es, como mínimo, un exceso de confianza.
Ahora, hablemos del “chunche” que encontraron, porque la lista es para sentarse a tomar café. Estamos hablando de unos 600 kilos de aparente cocaína. Seiscientos. Eso no es para consumo personal, claramente. Pero la cosa no para ahí. Además de la droga, los maes tenían un arsenal que asusta: dos pistolas 9 mm y, pongan atención, ¡más de 1.200 municiones para fusiles de asalto! De esas que usan en las guerras. Imagínense el despiche y el nivel de violencia que esta gente estaba dispuesta a manejar. Encontrar esa cantidad de munición es, quizás, hasta más preocupante que la droga misma, porque te habla del nivel de organización y peligro que representaban.
Al final, todo el paquete —la droga, las armas y los detenidos— pasó a manos de la PCD y la Fiscalía de Corredores, que ahora tienen el brete de armar un caso que ojalá termine con esta gente guardada por un buen rato. La acción de la Fuerza Pública es de aplaudir, un verdadero golpe al narcotráfico en Corredores que saca de circulación una cantidad masiva de droga y armamento. Sin embargo, esto también nos deja pensando en lo porosa que es la frontera sur y cuántas operaciones como esta podrían estar activas en este preciso momento. La pregunta queda en el aire para todos en el foro: ¿Creen que estos megaoperativos son suficientes para frenar el flujo, o son solo una curita en una herida mucho más grande y profunda en la región?
La historia es así: aparentemente, a los oficiales les llegó el pitazo de que algo raro se movía en La Cuesta. Ustedes saben, esos “movimientos sospechosos” que nunca son un vecino aprendiendo a bailar salsa. Con esa información, planearon un operativo que, hay que decirlo, les salió a cachete. No fue que llegaron a tocar la puerta, no señor. ¡Les cayeron a tres chozas al mismo tiempo! Una coordinación de ese nivel demuestra que cuando se quiere, se puede hacer un brete fino. ¡Qué carga la Fuerza Pública en esta jugada! Lograron neutralizar el asunto sin que a nadie se le soltara un tornillo, que con el arsenal que encontraron, la historia pudo haber sido otra muy distinta.
Y aquí es donde la vara se pone como de película. En las casas no estaban jugando monopolio. Cayeron cuatro personajes: dos ticos, de apellidos González y Robinson, y dos panameños, Trejos y Arias. Pero ojo al dato con el mae Arias, porque no era ningún novato en el negocio. El tipo tenía, agárrense, tres órdenes de captura activas en Panamá. O sea, el mae andaba huyendo de la ley en su país y vino a montar el negocio aquí, pensando que la Zona Sur era tierra de nadie. ¡Qué torta se jaló! Pensar que podía pasar bajo el radar con semejante currículum es, como mínimo, un exceso de confianza.
Ahora, hablemos del “chunche” que encontraron, porque la lista es para sentarse a tomar café. Estamos hablando de unos 600 kilos de aparente cocaína. Seiscientos. Eso no es para consumo personal, claramente. Pero la cosa no para ahí. Además de la droga, los maes tenían un arsenal que asusta: dos pistolas 9 mm y, pongan atención, ¡más de 1.200 municiones para fusiles de asalto! De esas que usan en las guerras. Imagínense el despiche y el nivel de violencia que esta gente estaba dispuesta a manejar. Encontrar esa cantidad de munición es, quizás, hasta más preocupante que la droga misma, porque te habla del nivel de organización y peligro que representaban.
Al final, todo el paquete —la droga, las armas y los detenidos— pasó a manos de la PCD y la Fiscalía de Corredores, que ahora tienen el brete de armar un caso que ojalá termine con esta gente guardada por un buen rato. La acción de la Fuerza Pública es de aplaudir, un verdadero golpe al narcotráfico en Corredores que saca de circulación una cantidad masiva de droga y armamento. Sin embargo, esto también nos deja pensando en lo porosa que es la frontera sur y cuántas operaciones como esta podrían estar activas en este preciso momento. La pregunta queda en el aire para todos en el foro: ¿Creen que estos megaoperativos son suficientes para frenar el flujo, o son solo una curita en una herida mucho más grande y profunda en la región?